El Congreso de Veracruz entre la indiferencia y complicidad

- en Opinión

Luis Ortiz Ramírez / El desastre económico que vive Veracruz, es y será, el peor en la historia de esta querida patria chica, el descredito nacional es evidente.  Ningún veracruzano duda que Javier Duarte de Ochoa, hasta este momento,  ha sido el gobernador  más repudiado que ha tenido el Estado de Veracruz, sus propios correligionarios partidistas lo atestiguan.

Tan es así, que el propio candidato priista a relevarlo en el poder, tiene que tener una prudente distancia de tan cuestionado mandatario. Héctor Yunes  sabe perfectamente que si no le ofrece  al electorado, un castigo ejemplar a Javier Duarte y su banda de cómplices, es muy probable que se pierdan las elecciones que se llevaran a cabo en unos cuantos meses.

Sin embargo el desastre financiero no solo se le debe de achacar a Javier Duarte, existen cómplices, que durante toda la gobernación duartista estuvieron juntos   física y mentalmente para entenderse y completarse con el fallido mandatario.

Uno de los cómplices principales  fue y sigue siendo,  Juan Nicolás  Callejas Arroyo, líder del Congreso local, este “humilde” maestro, sirvió de comparsa de la administración duartista, sin empacho, aprobó absolutamente todas las propuestas de ley, que le mandaba el jefe del ejecutivo local. Además el Congreso del Estado de Veracruz, tiene las facultades para desaforar al Gobernador actual, sin embargo no lo hará, lo protegerá y pasara a la historia como una verdadera dama de compañía.

En el caso del Presidente del Congreso, también está adentro con el Gobernador,  este polémico maestro sabía de antemano,  que la complicidad es parte esencial de una amistad; entendía perfectamente que la amistad con el Gobernador implicaba un profundo conocimiento del otro, de sus necesidades, de sus gustos, de sus puntos débiles y de sus fortalezas.

Callejas Arroyo conocía de qué pie cojeaba el mandatario estatal. Él  profe, sabía que Javier Duarte, durante el  fidelato solo figuraba como un secretario, que recibía órdenes del Gobernador. Llego a entender que este hombre necesitaba a alguien que lo escuchara y que le dijera que era la propia reencarnación de Franco. El Mesías que vendría a rescatar a Veracruz, y si lo hacían juntos, pues mucho mejor.

Y es que ser cómplice de alguien, dentro del contexto de las relaciones interpersonales, significa estar juntos. Por esta razón, Callejas Arroyo y Javier Duarte, pasaran a la historia como los hombres que dilapidaron los recursos de los veracruzanos. Lo peor de todo, es que lo hicieron con conocimiento de causa.

Desde el principio de su mandato, Javier Duarte  entendió qué no podría realizar tal  proeza, solo, entendía que para realizar  estos ilícitos, era necesario un cómplice en el congreso, a modo, que no se rajara, que aguantar vara, por eso a pesar de las críticas  y del rechazo magisterial, Javier Duarte coloco a Callejas Arroyo al frente del congreso, sus dotes de capataz  serían necesarios para meter en cintura a los diputados, no solo a los del PRI, sino también a los satélites que orbitan alrededor del poder. Por si algunos se les olvidan, los congresos locales son los órganos encargados de aprobar, los presupuestos o deudas de los gobiernos en turno y tienen la facultad para exigir desafuero, cuando un Gobernador merece ser llevado a la justicia.

Para poder comprender este amasiato, analicemos el siguiente ejemplo: Un ladrón, para ingresar a robar a un domicilio, necesita que el dueño de la casa salga a la calle; para eso tiene un cómplice que toca el timbre y lo engaña haciéndose pasar por un trabajador de la compañía eléctrica. En este caso, el cómplice es el cooperador necesario (sin su acción, la persona no habría salido de su casa y el delito no se habría cometido).

Callejas Arroyo, abrió siempre las puertas, cuando el  Gobernador tocaba el timbre del Congreso. Si el mandatario necesitaba más dinero, Callejas Arroyo aprobaba junto a sus otros cómplices, prestamos adicionales. Hoy está ya en la puerta la propuesta para que se enajene el Estadio Luis pirata Fuentes y otras propiedades al quebrantado IPE, para que se pueda pagar a los jubilados. Nadie ve con buenos ojos esta propuesta, sin embargo el mandatario estatal se encuentra acorralado, no tiene dinero para pagar, a sus paleros de la prensa, a los maestros, jubilados, y no tiene para resarcir las partidas al OPLE y al Tribunal Superior de Justicia.

Aunque no hay de preocuparse, para eso están los amigos, tenga usted la seguridad que el dueño de la sección 32 y mandamás del congreso local, como un cómplice sumiso y entregado lo sacara momentáneamente del atolladero.

Los diputados del PRI y sus partidos cómplices, tampoco entregaran buenas cuentas a la sociedad veracruzana, ellos saben que por sus acciones de sometimiento y entrega al Gobernador, sus representados los rechazaran.

Así como en la complicidad que supone una amistad, en este caso también se da por sentado un alto grado de fidelidad, una promesa de estar juntos en las buenas y en las malas. Si bien una de las partes parece estar en desventaja, es necesario recordar que el cómplice de un criminal o un ladrón, ocupa ese rol por razones que sólo él puede entender, por cuestiones emocionales que lo llevan a preferir quedarse en segundo plano, bajo la sombra de otra persona.

Pero en el caso de Juan Nicolás Callejas Arroyo, sus directrices y sometimiento horizontal  a la figura del Gobernador, tiene que ver con otros intereses. Que no le quede menor  la duda, es muy seguro que ya está negociada y bien amarrada la candidatura para   hacer Diputado Plurinominal a su inexperto cachorro.  Así que todos contentos, “piel en el interés de piel “,  y total,  que se friegue la base.

Aunque finalmente esta dupla de cómplices no debe de pasar por alto las advertencias de la Auditoria Superior de la  Federación, la presión es mucha y hay mucho en juego. La federación no perdonara que por culpa de una mala administración el gobierno de Veracruz se vista de azul.

Javier Duarte y sus cómplices deben de pisar quedito y suave. Si de verdad hubiera voluntad de parte de Javier Duarte, para resolver los pasivos y problemas económicos, solo tendría que fincarles responsabilidades a su grupo de colaboradores y obligarlos a que devuelvan lo que pertenece a los veracruzanos. Solo así tal vez la pueda librar, y si no, no sería mala idea ir reservando una habitación en algún penal federal.

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