¿Experiencia o madurez?

- en Opinión

Filiberto Vargas Rodríguez / Una nueva sacudida a quienes nos dedicamos a este viejo oficio del periodismo. La madrugada de este lunes un comando armado secuestró a la reportera Anabel Flores, en la región de Orizaba.

Trascendió que en cuanto se supo de este lamentable hecho, el precandidato del PRI Héctor Yunes Landa (quien se encontraba en la zona norte de la entidad) se comunicó vía telefónica con una tía y una prima de Anabel Flores, a quienes les externó su solidaridad y les ofreció su apoyo para coadyuvar a que las autoridades la regresen con vida.

Además, a través de su cuenta de Twitter, Héctor Yunes fijó un posicionamiento, en el cual se comprometió a que en los primeros seis meses de su administración, la paz regresará al estado.

Bien.

* * *

Arrancaba la presente administración estatal y en este mismo espacio se hizo la observación sobre la corta edad a la que estaba llegando Javier Duarte a la gubernatura.

Su arribo a tan alta responsabilidad, a los 37 años de edad, se dio en una coyuntura muy especial. México era gobernado por un representante del Partido Acción Nacional, y en los estados, los gobernadores priistas tenían por primera vez la oportunidad de imponer a su sucesor, algo vedado mientras el país tuvo en los Pinos a un  priista.

El de Javier Duarte no fue el único caso. Rodrigo Medina en Nuevo León y Roberto Borge en Quintana Roo, son apenas dos muestras de que los priistas de viejo cuño no dejaron pasar la oportunidad para entregar la estafeta a alguno de sus jóvenes asistentes.

Desde aquel entonces la observación era en el sentido de que lo que se asumía como un mérito extraordinario (el poder llegar a la gubernatura a tan corta edad), era en realidad producto de la casualidad, y que por algo durante décadas se había optado por políticos de mayor experiencia y bagaje político.

No se ponía en duda la trayectoria académica del juvenil gobernante de Veracruz, ni su capacidad en el desempeño de las tareas que le encomendó en su momento Fidel Herrera Beltrán. Lo que se cuestionaba era si Javier Duarte había acumulado la suficiente madurez en lo personal, para asumir con éxito la responsabilidad de conducir el destino de más de ocho millones de veracruzanos.

Estoy seguro de que una abrumadora mayoría de los que lean esto coincidirán en que fue un error encomendar dicha tarea a alguien sin el suficiente basamento vivencial, sin la suficiente experiencia profesional, para asumir tal reto.

El tema se trae a colación a partir de un artículo publicado por el Director Editorial del periódico Excélsior, Pascal Beltrán del Río, quien revela que en el seno del PRI de Manlio Fabio Beltrones surgió la inquietud de buscar a aspirantes «con mayor experiencia».

En el artículo de marras se da cuenta de que cuando los priistas designaron candidatos hace seis años, en nueve de los 12 estados con elección de gobernador, el favorecido tenía menos de 50 años y tres tenían menos de 40.

Los treintañeros fueron Miguel Alonso Reyes, en Zacatecas; Javier Duarte de Ochoa, en Veracruz, y Roberto Borge Angulo, en Quintana Roo.

La medida parecía estar a tono con la imagen de «un nuevo PRI» que ya desde entonces perfilaba como su candidato para el 2012 a Enrique Peña Nieto, quien fue postulado a la gubernatura del Estado de México cuando apenas tenía 38 años de edad.

Beltrán del Río advierte que no fue ésta una moda sólo de los priistas. El PAN promovió a figuras menores de 40 años para ocupar importantes puestos políticos, como César Nava, que fue secretario particular del presidente Felipe Calderón a los 32 años de edad y líder nacional del PAN a los 35, o Jordy Herrera, quien se convirtió en secretario de Energía a los 37 años.

El problema, según el analista, es que el relevo generacional se topó con la falta de experiencia y dio lugar a «comportamientos desaforados en el ejercicio del poder».

Es por eso que, al menos en el PRI, los dirigentes comenzaron a meter reversa.

Pascal Beltrán del Río revela que la inclinación del líder nacional, Manlio Fabio Beltrones, ha sido la de buscar candidatos de mayor edad pero, sobre todo, de mayor experiencia.

En 2010, los 12 candidatos destapados tenían un promedio de 46 años de edad. Este año el promedio es de 50 años.

En el caso de Veracruz, Héctor Yunes Landa, a sus 57 años de edad, tiene 21 años más de los que tenía Javier Duarte cuando fue nominado candidato.

Quizá para algunos este recuento suponga una nimiedad. Más años en el ejercicio de la política significan más experiencia, pero también pueden representar más vicios, más compromisos incómodos… más mañas.

Antes de Javier Duarte, Marco Antonio Muñoz Turnbull fue Gobernador de Veracruz (1950-1956) a partir de los 36 años, y Dante Delgado Rannauro ocupó dicho encargo en calidad de sustituto (1988-2002) a los 38 años de edad. A ninguno de estos dos ex-gobernadores se les puede acusar de «inmaduros». A la edad que ocuparon la silla de Palacio de Gobierno en Xalapa, ya habían recorrido un largo trecho en la política y en el servicio público.

Quizá el problema no haya sido la edad, sino la exigua experiencia.

Ya habrá oportunidad de valorarlo.

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