De los errores se aprende

Ilustración de Sara Herranz
- en Opinión

Zaira Rosas / “Somos demasiado jóvenes para estar tan tristes” esta frase se popularizó a través de redes sociales, gracias a la ilustración de Sara Herranz, la razón de su fama se debe al sin fin de personas que se identifican con ella. Aunque no todos tienen la oportunidad de cursar una carrera universitaria, todo el que lo hace, espera encontrar un trabajo ad hoc a su especialidad, que tal vez le apasione y sobre todo que le permita vivir de determinada forma.

Quizás el exceso de expectativas sea nuestro problema, ¿Cuántos se atascaron las uvas en segundos por cada uno de sus propósitos del 2016? Confieso que es de mis tradiciones favoritas y no me importa tener los cachetes de Kiko con tal de terminarme todo en el momento indicado, como si con 12 uvas el éxito de mi año esté asegurado. En esta ocasión me tomé el tiempo de pensar detenidamente ciertos puntos.

El primero es que un propósito o meta sin un plan pierde todo el sentido y por ende la posibilidad de realizarse, las expectativas son el comienzo pero si nos quedamos en ellas sin trazar una ruta es casi un hecho que terminaremos decepcionados y frustrados. He aquí otro gran problema de mi generación, somos poco tolerantes a la frustración. Esto me lo han enseñado los años y las vivencias de amigos que al igual que yo tenían grandes sueños al salir de la universidad.

Jóvenes, que si bien no han vivido en la opulencia tampoco se han enfrentado a grandes carencias son los que más sufren. Una generación derivada de padres trabajadores que lucharon por cubrir todo tipo de necesidades, acostumbrando a sus hijos a cierto estilo de vida que llegado el momento cuesta mantener con las oportunidades de trabajo de hoy en día. Infinidad de egresados buscan trabajo con la idea de percibir cierta cantidad mensual y al descubrir que por su falta de experiencia los puestos ofertados oscilan entre los 3 mil y 5 mil mensuales -si bien les va- las ilusiones mueren.

Actualmente la solución al problema anterior suele ser el emprendimiento, crear tu empresa, ofertar un servicio, ¿Pero cuántos están realmente preparados para ello?, recuerdo a un sabio amigo que me decía – emprender no es para todos, hacerlo requiere aceptar riesgos, en ocasiones perder, fracasar, dejar ir un proyecto que creías el mejor para desarrollar otro y seguir hasta que consigas triunfar con algo-. Pocos podríamos con esto, decirle adiós a tus inversiones a aquello a lo que has dedicado tanto tiempo no es para todos, y no hay institución alguna que te prepare para ello.

En una reunión con compañeras de escuela hablábamos de esta situación, quienes han crecido con aplausos y méritos escolares entenderán a lo que me refiero. Crecimos rodeados de éxito y al enfrentarte a la búsqueda de oportunidades laborales y ser rechazado o no encontrar lo que esperabas no logras entender ¿Qué has hecho mal?

No se trata de lo has hecho, sino de lo que falta por hacer. Andrés Oppenheimer, escribió un libro llamado ¡Crear o Morir! Que recomiendo a todos los Millennials, padres de ellos y todo aquel que desea mejorar personalmente o su entorno. Este libro narra casos de éxito de personas innovadoras que van desde Steve Jobs hasta nombres menos conocidos, comienza cuestionando por qué no hay casos así en México y el resto de América Latina de igual forma nos hace partícipes de los cuestionamientos que todos realizamos y poco expresamos ¿A qué se debe? ¿Es la educación? ¿Es el gobierno? ¿Somos nosotros?, la respuesta te invito a que la descubras por ti mismo, de momento puedo adelantarte que todo influye.

Parte del éxito consiste sin duda en aprender, para ello hace falta vivir, ningún bebé deja de acercarse al apagador sólo porque mamá dice ¡No lo hagas!, siempre vuelve a intentar tocarlo hasta que le da toques y sólo entonces es cuando sabe que eso puede lastimarle o causar una sensación poco agradable. Lo mismo pasa todos los días en nuestra vida, con la experiencia crecemos más. Probablemente haya cosas que entendamos teóricamente aunque en lo general sólo después de caer sabes lo que es levantarte. Steve Jobs, creador de la tecnología que muchos ocupamos comenzó con su taller en la cochera, poco después fue despedido de su propia empresa y esto lo hizo crecer más porque no se dio por vencido.

Que este 2016 sea una oportunidad para llevar a cabo cada una de las metas que trazaste, diseña un plan, si te equivocas inténtalo de otra forma, si descubres que no iba por ahí el asunto haz otras cosas. Toma el tiempo suficiente para descansar y también para prepararte, los conocimientos novedosos impulsarán tu desarrollo.

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