Lo mejor para el PRI

- en Opinión

Salvador Muñoz / Quien haya visto la cara de Héctor al momento en que las porras vitoreaban su nombre ayer en el Consejo Político del PRI, podrá recordar a los pastores de “El laurel de Apolo” que Calderón de la Barca nos regala:

“Zagales: Viva Apolo, viva

Pues sólo puede

vencedor llamarse

Quien a amor vence…

Apolo: Ay de mí, que estas voces

Más que me obligan, me ofenden…”

Sí, el halago no fue oportuno.

II

¿Quién gana en el reciente Consejo Político Estatal del PRI que se realizó este domingo en el puerto, si partimos de la base de que será por Convención de Delegados que se elija al candidato a Gobernador?

Si nos aplicamos a la tesis que mantiene el dirigente del PRI, Alberto Silva Ramos, la pretensión es que sea el PRI quien gane a través de la unión y fuerza de los diputados federales y locales, senadores y alcaldes, así como con el trabajo del Gobernador, todo esto, vía la unidad.

Y sí, nuevamente se volvió a ver la unidad en el PRI… no tan forzada como aquella vez en San Julián ni tan protocolaria como en el informe del Senador Pepe Yunes.

Bueno, al menos los gestos sonrientes y abrazos de Silva Ramos para Pepe y Héctor Yunes así lo exhibieron además del respaldo al Primer Priista de Veracruz (les juro que cómo me encanta ese título nobiliario del tricolor), quien fue flanqueado por el Cisne a la derecha; y la Paloma, a la izquierda; así como por los senadores.

III

Y hablando de Senadores, ¿cuándo dejó de ser precandidato Pepe Yunes Zorrilla para la de dos años? Más interesante: ¿Cuándo Alberto Silva apareció como un potencial precandidato?

Si bien, la primera pregunta se podría responder con que Pepe Yunes deja de ser visto como aspirante al 2016 cuando se habla de un proyecto de ocho años de Gobierno entre los dos senadores, lo que coloca al peroteño a la candidatura del 2018.

Pero la segunda cuestión parece responderse así: Silva aparece cuando el Gobernador Javier Duarte se ve rebasado por el ímpetu de dos senadores con aspiraciones a sucederlo y más curioso, por dos senadores que, en el sexenio anterior, fueron desplazados, no por el PRI, sino por el grupo político en el poder, tan así, que el sistema de selección de candidato fue diseñado por quien hoy gobierna Veracruz y eso lo sabe a la perfección Héctor Yunes.

IV

Para muchos escapó la cara de enfado y asombro de Yunes Landa ante lo que uno supone fue un acto de espontaneidad entre los presentes en el Consejo Político del PRI cuando empezaron a gritar “¡Héctor! ¡Héctor! ¡Héctor!”.

El rictus de molestia del choleño es comprensible, pues en dicha reunión de priistas se habló de unidad, y los “Vivas” en ese evento, son como los aplausos: Hay momentos en que son contra alguien.

Y sería volver a recordar a Calderón de la Barca con Apolo quejándose con Rústico en la obra líneas arriba citada:

“Y sentí en un punto breve

No sé qué ofensa que halaga

No sé qué halago que ofende…”

¿Fuego amigo o espontaneidad por un liderazgo?

V

Teniendo a la Convención de Delegados como método priísta para elegir al candidato a la Gubernatura, se tiene más o menos un mes para conocer la suerte de Héctor Yunes y Pepe Yunes, se quiera o no, los priistas más aventajados en la carrera por la gubernatura (desde hace más de seis años la vienen buscando). ¿Por qué ese método y no las encuestas, que a juicio de Javier Duarte de Ochoa, son mamadas? partiendo de la “institucionalidad” que caracteriza a cada militante que este partido nos dio: se supone que es lo mejor para el PRI. Luego entonces, una vez que en enero se conozca quién será el candidato, a lo mejor entonces los veracruzanos empiecen a pensar qué consideran que sea lo mejor… ¡para Veracruz!

 

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