Examen de Permanencia Docente: acto de fe

- en Opinión

Luis Ortiz Ramírez / El pasado sábado 21 de noviembre por la tarde noche, se podía notar a dos maestras platicando, una de más edad que la otra, caminaban lentamente, salían del gimnasio omega, donde momentos antes  se les había aplicado el examen de permanencia docente. La  maestra de edad madura le pregunta a la más joven: ¿Cómo te fue en el examen?  ¿Te dio tiempo de contestar todas las preguntas? La maestra le contesta, la verdad no me dio tiempo, yo creo que  ¡Ya me cargo el payaso!

Por esta situación de contrariedad, pasaron gran parte de los maestros evaluados, se puedo percibir el sentir y desilusión de la mayoría de los docentes, la mayoría se quejó  de la carencia del soporte pedagógico, la mala redacción y sintaxis de las preguntas, sin tomar en cuenta el ambiente tenso y la mirada burlona de muchos policías.

Resulta muy evidente que el gobierno federal está empeñado en llevar a cabo la evaluación docente cueste lo que cueste. Muchos maestros, investigadores y analistas, saben que la evaluación docente, columna vertebral de la Reforma Educativa, ha dejado al descubierto su  verdadero rostro. Ya no pueden ocultar que el propósito principal de la Reforma Educativa es la a renovación del cuerpo docente en todo el país. Es por esta razón, la resistencia del magisterio disidente en varios estados del país.

Es bien sabido que esta petición de evaluación docente fue promovida por  los organismos internacionales, como la OCDE y el Banco Mundial, desde  luego impulsada  por la cúpula empresarial del país. Suena muy dura la palabra privatización, pero para el gobierno federal es la huella y marca distintiva de esta administración. Es un hecho que la privatización de la educación está en camino y la guadaña  más afilada es la evaluación docente. Pero la preocupación de los maestros no solo es por el resultado de la evaluación docente sino también por la limpieza y transparencia de los resultados. Hace algunos meses antes de jubilarse una maestra de la Técnica 72 en la ciudad de Xalapa, Veracruz, le dice al secretario general en aquel tiempo Juan Nicolás Callejas Roldan, “maestro ayúdeme para que mi hijo que se quede con mi plaza”, la respuesta fue, “no te preocupes chaparrita, que presente el examen de nuevo ingreso, me das bien su nombre y ahí vemos”. La respuesta de este futuro diputado plurinominal nos da a entender que muchos secretarios seccionales pueden o tienen  injerencia en  los resultados de los exámenes de contratación.

Por tal razón es bueno preguntarse  ¿Cómo evitar que la lista de “familiares” de funcionarios, del  SNTE y de la SEP,  tenga más peso y se impongan ante las listas de resultados de la evaluación del INEE?  La desconfianza no es para menos, resulta muy sospechoso que los  primeros en participar y responder a la convocatoria para el examen de promoción en la función de directores y supervisores, fueron docentes afines al SNTE,  familiares e hijos de los titulares de los  colegiados  sindicales que fueron beneficiados unos días antes de la aprobación de la Reforma Educativa.

Ahora sabemos que la instrucción de los jerarcas sindicales  a sus allegados  fue precisa y necesaria, “presenten el examen”  para poder justificar y “lavar” la entrega de plazas y promociones antes de la aplicación total de la “Reforma Educativa”. Hoy que el destino ha alcanzado al magisterio, los maestros notificados van a presentar su examen como un acto de fe, saben que no tendrán oportunidad de pedir revisión de examen. Además  no resulta fácil  tener confianza en una institución (INEE)  que busca justificar su propia existencia.

De manera que muchos maestros se estarán tronando los dedos hasta febrero que será cuando se entreguen los resultados de: IDONEO o NO IDONEO. Oremos y hagamos changuitos, para que no la mayoría resulten idóneos para continuar en su servicio docente.

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