Carranza: Hombres y políticos

- en Opinión

Salvador Muñoz / La presentación de los libros “Veracruz 1914-1915, Cuna de la Legislación Pre-Constitucional de Don Venustiano Carranza” y “El Congreso Constituyente de 1916-1917, Aportaciones de la Diputación Veracruzana”, está plasmada de osadía por parte de dos coatepecanos que decidieron hurgar el papel que jugó Veracruz para que al cabo de cien años seamos beneficiarios de una gran cuota de sangre; aunque a fuerza de ser sinceros, también hubo en esta noche fría en el salón Carranza, hace años sede del Poder Legislativo de Veracruz, tintes curiosos que hicieron más peculiar este gran trabajo de dos estudiosos de los hombres que conformaron las bases de lo que hoy es nuestro país.

II

A la entrada del Salón Venustiano Carranza, Patricia y Gladys, jóvenes cercanas al maestro Dionisio Pérez Jácome, entregaban pins con el rostro del oriundo de Cuatro Ciénegas. Sara Ladrón de Guevara y su esposo Guillermo Heitler Aroeste, suben lentamente las escaleras… los meniscos atormentan al señor que se queda descansando un rato al lado del Coordinador de Comunicación Social de la UV, Raciel Martínez Gómez, mientras que su esposa tiene que atender algunos asuntos con gente de Palacio de Gobierno.

En el interior, don Rubén Pabello Rojas y Eduardo Sánchez Macías, en la tertulia con Francisco Mora Domínguez. Con la sempiterna directora de Archivo del Estado, Olivia Domínguez, el secre de Servicios Administrativos y Financieros del Congreso local, Luis Arturo Ugalde.

La presencia de Xóchitl Osorio, en representación del Gobernador Javier Duarte, acompañada de la rectora Sara Ladrón, anuncia la presentación de los libros.

Al citar a los autores, identifico por primera vez a José Martín Blázquez Ojeda, un amigo que por más de dos años o tres, he mantenido contacto vía facebook pero nunca habíamos tenido oportunidad de tratar de manera personal.

Entre los presentes, el mero-mero de RTV, Jorge Faibre; los Ortiz, sin que sean parientes, Armando y Orlando; “el cronista del feis”, Felipe Hakim, quien se sienta al lado de ¿Jack Nicholson? ¡No! Es el esposo de la rectora, quien le da un parecido al actor. Adelante, muy atento, Paco Licona.

III

Abre la presentación la rectora Sara Ladrón de Guevara haciendo una apretada síntesis de la Revolución Mexicana así como del proyecto de Obregón y Carranza, cuando el poblano constitucionalista encontró en Veracruz el espacio idóneo para retomar fuerzas.

Le sigue Dionisio Pérez Jácome, quien hace una rica plática de lo que implicó su obra y resalto, yo, de la obra legislativa de Venustiano Carranza que cita el de Coatepec, en el área política-administrativa, la limitación tajante a los gobiernos estatales para prevenir un endeudamiento irresponsable… ¿dónde he visto esto… dónde?

De las manos de la rectora sale un abanico… sí, a pesar del frío que reina en la noche, el calorcito en el Salón Carranza se deja sentir.

Mientras Pérez Jácome continúa su plática, la titular de la SEV “rola” los chicles a la rectora, primero; luego a José Martín Blázquez. Así, no sólo mueve sus quijadas Nicho.

Pero también le da calor a Xóchitl Osorio, ¿a falta de abanico toma su discurso para echarse aire? Una edecan, atenta, parece que le suministra uno… sí, efectivamente… como por arte de magia, un abanico aparece en su mano derecha.

Cuando Pérez Jácome cita la génesis de “Veracruz 1914-1915…”, cuenta una plática con el ex titular de la SEP, Emilio Chuayffet Chemor donde le cita dos puntos:

* El haber trabajado para doce gobernadores, pero que debería de dedicarle un momento, un tiempo, a tres veracruzanos que tenían todo para ser mandatarios estatales pero no lo fueron: Arturo Llorente, Jesús Reyes Heroles y Roberto Amorós Guiot… por cierto, coatepecano. Yo incluiría a otro coatepecano: el mismo Nicho.

* El otro punto: ¿Por qué no hablar de los diputados de Veracruz que hicieron la Constitución de 1917? Y así nace “El Congreso Constituyente…”

IV

Y entonces escuché y vi por primera vez al amigo del Facebook, José Martín Blázquez Ojeda, quien considera como una osadía por parte de dos coatepecanos, este par de libros que son materia de historiadores profesionales, aunque la intención es recuperar lo que Veracruz vivió hace un siglo.

Pero apenas estaba entrando en calor, cuando viene “el apagón crónico”, no analógico. Menos de un minuto duró la penumbra pero suficiente para que salieran a relucir las lámparas de los celulares.

Blázquez Ojeda cita que fueron aproximados un millón y medio los caídos en esta revolución. “Somos herederos y beneficiarios de esa gran cuota de sangre”.

Mientras nos platica este otro coatepecano, la secretaria de Educación viene a ser presa de una cantidad de estornudos ocultos en un pañuelo blanco o el abanico.

El cafetalero resalta el trabajo de los periodistas de hace un siglo, como una forma de lucha política, mientras Ladrón de Guevara y Nicho Pérez Jácome parece que encontraron un buen tema para echar cotorreo.

Cuatro periódicos participan en la difusión y propagación de los sueños constitucionalistas que se vivían en México: El Constitucionalista, que sirve para poner en conocimiento este cuerpo de Reforma; El Pueblo, editado en la Ciudad de México pero después lo trasladan a Veracruz; La Vanguardia, ilustrado por José Clemente Orozco en Orizaba; y El Dictamen, que igual participa en el debate; todos, con tirajes  tremendos para la época.

Mientras don Guillermo Heitler lucha contra el calorcito que lo invita a echarse un “coyotito”, Xóchitl Osorio declara una gripa ante la cantidad de estornudos que ahoga mientras platica Blázquez Ojeda.

Al final, es evidente la ausencia de los alcaldes invitados, que de cierto modo, representan las ciudades que fueron factor hace un siglo en la historia de México: Xalapa, por ser local y sede de los poderes en Veracruz; Orizaba, donde se maduró la Constitución; y Veracruz, por la invasión estadounidense de 1914… bueno, realmente antes, los hombres eran hombres, no políticos.

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