Filiberto Vargas Rodríguez / Bien dicen que “obras son amores, y no buenas razones”.
Si por algo ha de recordarse a un gobierno es por los testimonios palpables de sus acciones.
Este miércoles el gobernador Javier Duarte de Ochoa se reunió con los constructores de la entidad (esos, a los que les debe hasta la camisa) y dialogó con ellos sobre una propuesta de nuevo reglamento para la Ley de Obras Públicas, documento en el que los empresarios veracruzanos ponen especial énfasis en que la obra pública se asigne a constructoras locales.
El momento no podía ser más oportuno. Mientras el mandatario estatal analizaba con los constructores el diseño de un marco jurídico más sensible a las necesidades del sector privado veracruzano, en el Congreso local se discutía (y aprobaba) la iniciativa enviada por el Jefe del Ejecutivo para reestructurar la deuda bancaria de la administración estatal, con el fin de conseguir la llegada de recursos frescos para la liquidación del pasivo circulante, y de impulsar las obras prioritarias de carácter social.
Javier Duarte dijo que lo que busca es asegurar que el desarrollo llegue a todos los rincones, a todos los sectores y a todos los grupos de la población, con políticas públicas eficientes que permitan respaldar el desarrollo integral de los empresarios, de los jóvenes veracruzanos, de las madres y los padres de familia.
En momentos en los que la administración estatal parece ver la luz al final del túnel, gracias a la intervención directa del Gobierno Federal y mediante el diseño de una estrategia que permitirá la liberación de importantes recursos, es fundamental que cada acción, cada centavo que el Gobierno de Veracruz invierta en obras, tenga un impacto similar a una onda expansiva, que además de los beneficios que cada obra tenga en los habitantes de las zonas aledañas, también se reactive la economía en el sector de la construcción, se generan más fuentes de empleo y que haya dinero circulante, que genere el desarrollo de la comunidad.
A pesar de los momentos tan difíciles que vive el país en materia económica, Veracruz mantiene cifras positivas en temas como la generación de empleos y la inversión del sector privado. Pero las mediciones son fotos pasajeras, pues la realidad puede cambiar de un momento a otro. Una tarea ineludible de los gobernantes es generar las condiciones para que la economía en la entidad se mantenga firme y creciente. Ello se traducirá en familias más seguras, mejor alimentadas, mejor atendidas.
La propuesta de Reglamento y de modificaciones a la Ley de Obra Pública para Veracruz es una iniciativa de las cámaras de constructores de Veracruz. El documento ya está en poder del Gobernador Javier Duarte, quien se comprometió a enviarla al Congreso del Estado, para que sea analizada y votada.
En el próximo período ordinario de sesiones, en el mes de noviembre, podrían ser aprobadas estas reformas que, en opinión de los propios constructores, tendrán un impacto positivo en la economía de la entidad.
Acabar con los nefastos “moches”, regular la asignación de las obras públicas, de manera que no sean los grandes consorcios internacionales los que se queden con todo, e impulsar la participación de los empresarios veracruzanos, son en términos generales los puntos más relevantes de la propuesta de los constructores.
Obras estratégicas, de beneficio para amplios sectores de la entidad. Obras pagadas al precio justo y puntualmente. Obras que califiquen en el futuro a este gobierno.
Eso es lo que esperan los veracruzanos.