Las cartas, en la mesa

- en Opinión

Filiberto Vargas Rodríguez / Ya en este espacio se había mencionado. Los cuatro diputados federales con mayor cercanía al Gobernador Javier Duarte de Ochoa, han unido fuerzas para convertirse en una alternativa rumbo a la sucesión del 2016.

Entre ellos acordaron impulsar la candidatura de Alberto Silva y sumarse a su equipo de campaña.

El pasado viernes en la columna “Glosario del Momento”, que tantas veces ha sido utilizada por el Gobernador en turno para enviar mensajes, se publicó el siguiente comentario:

“Hay quienes comentan que el tema sucesorio está lejos de haberse resuelto y que el gobernador Javier Duarte no ha decidido aún de manera clara abanderar a un candidato de su grupo político. Sin embargo, en las altas esferas del PRI nacional y de la Secretaría de Gobernación se prepara ya una terna que incluye a los senadores Héctor Yunes Landa y José Yunes Zorrilla, así como al diputado federal Alberto Silva Ramos. La tercia oficial sería Héctor, Pepe o Beto. ¿A quién le va?”.

A simple vista la competencia pareciera muy dispareja. Los senadores llevan más tiempo promoviéndose en la entidad y todas las encuestas los colocan en la punta, muy lejos del diputado por Tuxpan.

Sin embargo es eso, precisamente, su amplísima ventaja en los sondeos, lo que los haría dudar, pues suena como un desperdicio invertirla en una gubernatura de apenas dos años.

Frente a esa circunstancia y si consiguen los amarres pertinentes en el próximo gobierno, los senadores podrían postergar sus legítimas aspiraciones hasta el 2018, lo que le abriría la puerta al candidato del Gobernador.

La apuesta de los herederos del duartismo es, además, a que en Los Pinos valoren la capacidad de operación electoral de Javier Duarte y le den al mandatario veracruzano la posibilidad proponer al candidato. Ya en otros escenarios similares, desde el centro han optado por darle toda la confianza al gobernador saliente, y no siempre les ha dado resultado.

Mientras tanto, los grupos políticos en la entidad lucen nerviosos. Esperaban que para estas fechas ya estuviera definida la figura del candidato a gobernador para el 2016 y no ha sido así, por lo que se la pasan caravaneando a los senadores, acudiendo a las reuniones a las que convoca Javier duarte y haciéndoles guiños a los potenciales candidatos independientes.

Es el preludio de la cargada.

Los senadores priistas, por su parte, siguen su interminable recorrido por el territorio veracruzano y les muestran a todos la seguridad de los vencedores. Ellos son los elegidos y aquel que lo dude que pague las consecuencias.

Es el duelo de las percepciones, en el que todos participan.

En la búsqueda de argumentos para despuntar en esta carrera, los nuevos legisladores federales están a la espera de que con el arranque de la semana se conozca ya la distribución de las comisiones legislativas, lo que les daría tema para moverse en los medios con asuntos ajenos a la ya desgastada guerra contra los Yunes Linares.

Se vienen días que serán definitorios para el futuro político de Veracruz. Las cartas ya están en la mesa y sólo es cuestión de que desde el centro se tomen las decisiones pertinentes para perfilar el relevo en la entidad.

Es momento de estar muy atentos a cualquier señal, por pequeña que parezca.

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