El pato que no lo era…

- en Opinión

Filiberto Vargas Rodríguez / El pasado 03 de agosto escribí en este mismo espacio:

“La prontitud, la celeridad, no son ingredientes del periodismo de análisis. Quien se apresura a opinar sobre un tema, en la mayoría de los casos terminará tropezando con sus inexactitudes”.

Dije además que “un análisis simplista llevó a muchos periodistas a sumar: Rubén Espinosa anunció su autoexilio de Veracruz y denunció que era acosado ‘por las autoridades de Veracruz… y/o la delincuencia organizada’. Días después apareció muerto, en el Distrito Federal, con huellas de haber sido torturado y de haber recibido el tiro de gracia. Conclusión: Fue ubicado por quienes lo acosaban y le dieron muerte. Por lo tanto, el responsable de su muerte es el gobierno de Veracruz, o sea, Javier Duarte de Ochoa”.

Rematé mi comentario advirtiendo:

“Mañana si alguno tropieza, si otro es atropellado, si a alguien le duele la muela, la culpa también la tendrá el Gobierno de Veracruz. Seamos serios en el análisis. Investiguemos, razonemos y sólo entonces podremos emitir una opinión sobre un tema tan delicado como la tortura y ejecución de cinco seres humanos, uno de los cuales era periodista”.

Como consecuencia de esos comentarios, algunos amigos y conocidos escribieron fuertes críticas, las que respeto y analizo con el propósito de mejorar. Me tacharon de carecer de ética y moral. Argumentaron que “si vuela como pato, nada como pato y grazna como pato… Es un pato”.

Pues resulta que no. Que a pesar de todo, no era un pato.

La Procuraduría de Justicia del Distrito Federal concluyó ya sus investigaciones y encontró que Rubén Espinoza estaba en un lugar y momento inadecuados, que el móvil del crimen fue el robo de drogas que ocultaba en dicho departamento una de las víctimas y que, por lo tanto, nada tuvieron que ver las autoridades de Veracruz en el ataque.

¿Alguien puede pensar que el hecho de sugerir a los colegas que esperen a informarse, que investiguen, antes de sentenciar con la pluma, es faltar a la ética y a la moral?

Exonerar a las autoridades de Veracruz del crimen de Rubén Espinoza y Nadia Vera no significa liberarlos de responsabilidad en muchos de los otros casos de agresiones contra periodistas. Pero incorporar datos falsos, sentencias sin sustento y reclamos por consigna, en nada abona a la exigencia legítima del gremio por mejores condiciones para el desarrollo de nuestra actividad.

Si lo que queremos es demandar de nuestras autoridades un comportamiento serio, transparente, en la investigación de ataques contra periodistas, debemos actuar en concordancia con lo que planteamos. Debemos ser serios, profesionales en la exigencia de justicia.

Las autoridades de Veracruz deben aclarar la presunta agresión a un fotógrafo el pasado 15 de septiembre en el centro de Xalapa. Deben ubicar al grupo de sujetos que circulaban por la plaza Lerdo y las calles aledañas portando distintivos que los identificaban. Deben averiguar para quién trabajan y de quién recibieron la orden de asaltar al comunicador.

Y todo eso debe hacerse público.

Emitir veredictos sin la suficiente información… eso sí es inmoral.

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