Caso Porkys; si el dinero no te da impunidad, entonces no sirve para nada

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Armando Ortiz / Está convocada para el día lunes por la mañana una marcha para exigir justicia por los actos de abuso sexual de cuatro jóvenes en contra de una menor de edad. Los esfuerzos de la parte acusada por desvirtuar la declaración de la joven han fracasado; los esfuerzos por desvirtuar la carta del padre de la joven han fracasado; los esfuerzos de los cuatro jóvenes para hacerse pasar por inocentes han fracasado; los esfuerzos del abogado Cinta Pagola por exculpar a sus clientes también fracasaron. Sin embargo la Fiscalía del estado sigue en su postura de no dejar que el caso avance, porque ya lo dijo el fiscal Luis Ángel Bravo, no se va a dejar presionar por las redes sociales.

Pero el caso ha trascendido, y no solamente a los ámbitos nacional e internacional, el caso ha trascendido porque ahora no sólo se trata de la acusación que hace una menor de edad en contra de cuatro jóvenes que dice abusaron de ella. En la marcha que se prepara está además la indignación que causa la impunidad. Sí, es la impunidad lo que indigna; es comprender que finalmente la justicia en este país, en este estado, no es ciega; es comprender que en nuestro estado las personas que tienen dinero pueden comprar justicia. Los que en algún momento realizamos servicio social en alguna cárcel lo sabemos: En la cárcel la justicia es para las tres P, para los pobres, prostitutas y pendejos.

En los meses que estuve dando un taller de literatura en la cárcel de Pacho Viejo conocí muchos casos. Me conmovió el de guardia de las extintas farmacias Plus. Ya cerrada la farmacia una persona le pidió una pasta de dientes y al guardia se le hizo fácil dar la crema dental y quedarse con el dinero. Los dueños de la farmacia lo metieron a la cárcel cuando se enteraron, lo hicieron para dar un ejemplo a los demás. El guardia, que era uno de mis talleristas, estuvo más de seis meses en la cárcel esperando que le dictaran sentencia. Finalmente, casi un año después de su detención, lo dejaron libre pues dictaron sentencia y su sanción había sido menor que su estadía en la cárcel esperando sentencia.

Por supuesto todo este escándalo de los jóvenes violadores no hubiera trascendido si los jóvenes hubieran sido tratados por la justicia como simples mortales y no como hijos de empresarios y políticos. Menos hubiera ocurrido esto si Jorge Cotaita padre hubiera sancionado con severidad a su hijo Jorge Cotaita Cabrales en esa ocasión que atropelló a un ciclista y le dio muerte. La muerte del joven ciclista ocurrió el 24 de abril de 2014, un año después el joven consentido de papá ya andaba otra vez en fiestas, de hecho, de acuerdo con sus fotos en Facebook, el joven nunca dejó de andar en fiestas; pasó un año de la muerte del ciclista y Jorge Cotaita ya estaba otra vez en problemas. Pero para eso estaba papi, para sacarlo de cualquier problema en el que se metiera, porque si el dinero no te da impunidad, entonces no sirve para nada.

Ese será el reclamo en la marcha convocada por la sociedad civil, convocada por la abuela y madre de la joven agredida. El fiscal dice que en el caso de los jóvenes acusados de violación no se dejará presionar por las redes sociales, pero todo parece indicar que en la Fiscalía si se han dejado presionar y no precisamente por las redes sociales, sino por las influencias de los padres, quizá por el dinero de los padres de estos jóvenes abusadores.

Hay una acusación, hay cuatro confesiones, existen más pruebas del hecho. Si los abusadores fueran jóvenes de la colonia Progreso de Xalapa ya hace mucho que estuvieran en el penal de Pacho; si los acusados fueran jóvenes de la Pochota en Veracruz ya estuvieran en un penal de mediana seguridad. Pero los acusados son de Costa de Oro, por eso los jóvenes, dijo el abogado Cinta Pagola, han seguido con sus vidas de manera normal; han seguido con sus estudios, con sus fiestas, con sus viajes como si nada hubieran cometido. Pero ya lo dijeron ellos, estuvieron ahí, e hicieron daño, un daño del que ahora están arrepentidos. Y los padres, ¿no estarán arrepentidos?

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