La relación entre Alfonso Cepeda Salas, actual secretario general del SNTE, y el alicaído Juan Díaz de la Torre, siempre fue caracterizada por la sumisión y la complicidad. Los dos en su momento recibieron el calor político de la mujer que los hizo crecer dentro del SNTE. Hoy los enanos le crecieron a la maestra Elba Esther Gordillo, aunque a decir verdad no han podido rebasar a su hacedora. A Cepeda Salas le han hecho creer sus corifeos que él puede tener sus posaderas en la silla del SNTE, hasta el 2024.
Sin embargo, olvida que ya son otros tiempos y, además, subestima a sus enemigos; olvida también que la maestra tiene contactos por doquier y que ella sabe perfectamente y conoce todos los recovecos legales del SNTE. Si Alfonso Cepeda cree que con el apoyo de algunos seccionales incondicionales y algunos medios amigos va a seguir como secretario general hasta el 2024, está muy equivocado. El magisterio nacional sabe que él era el encargado de las finanzas en los tiempos en que Juan Díaz sólo estiraba la mano al malogrado Nuño Mayer.
Hoy Alfonso Cepeda quiere cosechar donde no sembró, quiere lealtades donde no la demostró, busca apoyo de los maestros a quienes no defendió. Hoy Foncho Cepeda tendrá que seguir las mismas pisadas de su amigo, el rey de la sumisión y la complicidad. No hay de otra, tarde o temprano tendrá que entregar cuentas a los maestros a los que no defendió.
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