En redes sociales quisieron crucificar a Idelfonso Guajardo, secretario de Economía, por una verdad expresada que no sólo tiene que ver con los pobres, sino con los ricos: «Los pobres no comen gasolina, Comen tortilla, pollo, leche, huevo». De pronto se olvidaron del héroe que hizo mucho por conseguir un nuevo tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá. De repente quisieron trivializarlo como se hizo con Andrea Legarreta, quien supuestamente dijo que «el que suba el dólar no afecta a los mexicanos».
Guajardo sabe que el alza de la gasolina afecta los productos básicos que consumen las personas, sin embargo, quería enfatizar que, en su Secretaría, la de Economía, estaban más interesados en mantener bajos los precios de esos productos básicos, antes que la gasolina. Pero en las redes sociales viste bien ponerse del lado de los pobres, viste bien ser considerados con ellos y hasta tomarse una selfie con una marchanta comprando sus productos en lugar de ir a un supermercado.
Pero, ¿qué hacemos nosotros por las personas pobres? ¿Nos basta con dar likes a las fotos manipuladoras que algunos descerebrados suben a las redes? ¿Nos basta con darles algunos pesos en los cruceros? La pobreza en este país no sólo tiene que ver con las malas políticas sociales ni con la mala distribución del dinero. La pobreza en este país es cultural. A los pobres no hay sólo que darles dinero, recursos, trabajo, a los pobres hay que enseñarlos a dejar de ser “pobres”.
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