Sólo la base del magisterio, compuesta por más de un millón de maestros, puede solicitar a los dirigentes del SNTE cuentas claras y exigir saber en qué se gastan los más de 100 millones de ingresos por cuotas sindicales. Es cierto que el próximo gobierno que comenzará el primero de diciembre de este año, buscará la democratización de los sindicatos, sin embargo, se debe respetar la autonomía sindical, ya que esta tarea sólo corresponde a los afiliados al SNTE. Son los propios maestros los que deberán tomar la iniciativa y exigir cuentas a los líderes sindicales por el uso del dinero proveniente de las cuotas sindicales y son los propios maestros los que deberán buscar y generar los mecanismos para democratizar al SNTE.
Lo hemos repetido hasta el cansancio, para democratizar al SNTE es necesaria una restructuración en sus propios estatutos. El SNTE tiene una estructura y una legislación interna caduca y añeja, que sólo está basada en la protección de la cúpula del poder. El SNTE teme a una votación universal, democrática, libre y abierta, donde voten directamente los maestros, por quien será el que los represente. Sus elecciones amañadas no contribuyen a un ambiente democrático.
En conclusión, el SNTE no ha defendido al magisterio mexicano, se ha empinado al poder en turno y ha sido un freno para la democracia mexicana. Por tal razón, no resulta extraño que a lo largo del país estén brotando como hongos nuevos sindicatos. No obstante, lo ideal sería una verdadera limpia al SNTE y darle paso a los aires democráticos que trajo la elección del primero de julio.
Comentarios