Se gastan millonadas de dinero para animar a la gente a que haga uso de su derecho democrático de votar, de elegir a sus gobernantes o representantes populares. Algunos, entre ellos muchos jóvenes, están desilusionados de los políticos y muestran una absuelta indiferencia absteniéndose de votar. La otra cara de la moneda es que muchos esperan el día de las votaciones para desquitarse del sistema, que les ha cerrado las puertas a una vida digna, con progreso, empleo y buenas escuelas.
Y es que una elección es un proceso complicado en México, las boletas son manoseadas por muchas manos y las actas de la votación pueden ser manipuladas por las mismas autoridades electorales. Caso muy concreto, el Estado de México, donde la candidata a la gubernatura, la maestra Delfina Gómez, ganó a buena ley, pero el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) le dio la victoria al primo de Enrique Peña Nieto, Alfredo del Mazo.
Desde luego, estas autoridades a modo basarán su decisión en un sospechoso conteo rápido y un muestreo rasurado a favor del tricolor. Además, recordemos que las otras fuerzas políticas cerraron filas con el PRI para limitar el conteo de urnas. Por esas razones es que se debe salir a votar, con una participación copiosa se aleja la tentación del fraude electoral.
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