Édgar Landa Hernández / La mayoría de estudiantes, maestros y otros tantos más trabajadores de gobierno han iniciado la etapa de vacaciones, el comúnmente llamado periodo de “semana santa”. Aprovechan sus días de asueto para disfrutar de la familia, salir de viaje y lo más probable: irse algún destino turístico a refrescar sus cuerpos ante la inminente ola de calor que se siente por doquier. Otros más, se refugian en sus casas, hacen reflexión acerca de lo que realmente significa este lapso y que se hace de acuerdo a la creencia cristiana.
La semana santa es un periodo en el cual se desarrolla durante ocho días. Comienza el domingo de ramos y finaliza el domingo de resurrección. La semana santa es realmente enfocarse y dirigirse con el respeto hacia esta etapa en donde se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret.es un buen momento para revertir conductas que no han sido muy bien enfocadas a hacer el bien, es momento de cambiar estrategia y volver a la senda correcta.
La semana santa da inicio con la alegría de rememorar y agradecer, que gracias a Jesús dio su vida para perdonar todos nuestros errores. Y así es el comienzo, el Domingo de Ramos, que representa el triunfo de lo espiritual sobre lo material. La semana santa es el periodo en donde nos recuerda que somos más alma que materia, somos la divinidad hecha cuerpo el cual nos mantiene erguidos, donde recapitulamos que venimos a este breve transitar a aprender, a crecer, a evolucionar y regresar a casa.
La semana santa finaliza con el domingo de resurrección o domingo de Pascua. Para todos los que somos creyentes, es un breve lapso de oración, de reconciliación consigo mismo. Y para los que no lo son usan este periodo para divertirse, y a hacer diversos tipos de actividades en sus días de asueto. Cada quien utiliza sus momentos de acuerdo a sus estados emocionales y sobre todo a sus creencias.
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