Datos que nos da a conocer Laura Poy Solano, en un artículo de La Jornada, revelan que después de cuatro años de aplicada la Reforma Educativa, ésta no ha beneficiado a los maestros en sus prestaciones e incrementos salariales. Aunque las transformaciones laborales se han dado y los maestros se están evaluando, los apoyos salariales brillan por su ausencia.
Y si añadimos que el trabajo a favor del magisterio nacional tampoco ha sido relevante, ya que el aumento promedio directo al salario se ha mantenido por debajo de cuatro por ciento. El propio SNTE revela que el incremento para una plaza inicial de docente de formación básica con salario integrado pasó de nueve mil 925 pesos en 2013 a 11 mil 819 pesos mensuales en 2017, es decir, un incremento de mil 894 pesos.
Aunque se debe tomar en consideración que no aparecen los descuentos del impuesto sobre la renta, las cuotas sindicales del uno por ciento y la galopante inflación, el incremento salarial se hace talco. En otras palabras, la Reforma Educativa no ha beneficiado al magisterio en mejorar su salario, eso a pesar de que el Gobierno Federal diga lo contrario.
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