Ya lo dijimos en este portal, a los abogados defensores les pagan para decir que su cliente es inocente, si dijeran lo contrario no serían abogados defensores. Pero hasta para hablar de la inocencia de su cliente, los abogados deberían tener cierto pundonor. Lo decimos por la forma liberal con la que se refiere Marco Antonio del Toro sobre la inocencia de su cliente Javier Duarte. Del Toro, después de la golpiza jurídica que le dieran los fiscales el sábado en la segunda audiencia en la que vincularan a proceso a su cliente, se atreve a decir que las imputaciones en contra de Duarte son muy flacas.
El señor abogado, en entrevista con Ciro Gómez Leyva, el santo de las causas imposibles, señala que hay muchas posibilidades de que su cliente salga en libertad. Él dice que no hay manera de probar que Javier Duarte haya ordenado la desviación de recursos públicos hacia manos privadas.
Él dice —como si 38 millones fueran pocos— que sólo esos 38 millones podrían ser comprobables. ¡Poca madre! Sabemos que fueron miles, pero qué clase de abogado termina reconociendo que su cliente si robó, pero que robó poquito, pues sólo le pueden comprobar 38 millones. ¿Eso es poquito para ellos, ladrones de enorme monta?
Comentarios