Los panistas calculan que, por no haber conseguido la reestructuración de la deuda, el estado colapsará en el mes de junio, porque no va a haber para pagar a maestros, médicos, policías. Para el PAN, el PRI y Morena se aliaron para perjudicar a Veracruz. Pero, ¿qué impulsó a estas dos fuerzas política para aliarse “en contra de Veracruz”? ¿Qué consigue el PRI y Morena con votar en contra de una necesaria reestructuración? ¿Qué no consiguieron los del PRI y Morena que no quisieron apoyar al PAN? Tal vez los últimos acontecimientos en Veracruz tengan la respuesta.
En primer lugar, debemos recordar que los diputados de Morena son cualquier cosa menos autónomos. Su disciplina sectaria les dicta que no deben mover un sólo dedo a menos que Andrés Manuel López Obrador se los ordene. Esto lo podemos considerar como una grave patología política. Porque no cabe en la lógica que unos diputados, representantes del pueblo veracruzano, sean rehenes de la voluntad de un aspirante presidencial tabasqueño. La visión de López Obrador es dejar a Veracruz en medio del desastre para que el mérito de su rescate quede en Morena, una vez que AMLO asuma la presidencia de la República.
Al menos eso es lo que nos hacen sentir sus líderes. En lo que al PRI respecta, no nos extraña que los escasos diputados priistas se opongan a una reestructuración; el Partido Revolucionario Institucional y los gobiernos que de este partido han emanado, han causado mucho daño a Veracruz, causar un poco más nos les provoca ningún cargo de consciencia.
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