CEAPP: reviviendo a un muerto

Comisionados de la CAEPP en reunión con el exgobernador prófugo Javier Duarte de Ochoa FOTO: CEAPP
- en Opinión

Mussio Cárdenas Arellano /

* Reingeniería a la Comisión para la Protección de Periodistas  * Nació bajo las botas de Javier Duarte  * 17 tapados  * Cuatro años inútiles  * Edel y los notarios  * Promotoras del PRI se van a Yúnete  * CMAS: revuelta contra el ivanismo  * Pedro Tiburcio y el caso OPC  * Jet-set: junior niega paternidad

Lleva la CEAPP la marca de la bestia: el duartismo. Simulando que defiende periodistas y los protege, que es autónoma y libre, que aminora los riesgos e inhibe la acción de los violentos, se fue muriendo de tanta falsedad.

Tiene el estigma de su creador, Javier Duarte. Le dio vida y la bautizó —Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas— sin otro afán que el de lavarse las manos, ensangrentadas por los crímenes, el levantón, el secuestro, el asedio de los malos y los malosos, y de los hombres de poder irascibles ante la crítica, de puño férreo y alma negra.

Dos años de gobierno llevaba, en 2012, cuando Javier Duarte enfrentó una oleada de violencia inédita, varios periodistas asesinados. Arrastraba el crimen de Milo Vela, el de Misael López Solana, el de Yolanda Ordaz, el de Noel López Olguín.

Y luego vendría el clímax: Regina Martínez Pérez, corresponsal de la revista Proceso en Veracruz, fue asesinada en su casa de Xalapa, golpeada y estrangulada.

Se sabría que días antes le abrieron su hogar, violadas las cerraduras por manos expertas, sin nada que le hubieran tomado. Simplemente un mensaje.

Detonó el escándalo y escaló. Una semana después tres periodistas más fueron levantados y sus cuerpos aparecieron mutilados en bolsas de plástico en el canal de la Zamorana, en Veracruz. Eran Gabriel Huge, Guillermo Luna Varela y Esteban Rodríguez.

Días más tarde, el 13 de junio, fue levantado Víctor Manuel Báez Chino, de Periodistas Policíacos, cuyos restos, mutilados, también embolsados, fueron hallados cerca del periódico Diario de Xalapa.

Así urdió la CEAPP el gordobés. Así concibió —Javier Duarte habría sido instigado por su vocera, María Gina Domínguez Colío, a semejante farsa— la creación de un órgano que le sirviera para enviar el mensaje de protección a los periodistas.

Bien protegidos los periodistas de Veracruz, vieron morir a Gregorio Jiménez de la Cruz, Moisés Sánchez Cerezo, Octavio Rojas Hernández, Armando Saldaña, Juan Mendoza Delgado, Rubén Espinoza Becerril, Anabel Flores Hernández, Pedro Tamayo Rosas, Manuel Torres.

Aprobó el Congreso —diciembre 3 de 2012— la creación de la CEAPP y el 18 de diciembre inició funciones, siempre servil, bajo las botas de Javier Duarte, salvo la voz crítica del comisionado Jorge Morales, callados todos, su primera presidenta, Rocío Ojeda Callado, su secretaria ejecutiva, Namiko Matzumoto, su segunda presidenta, Benita González Morales.

En cuatro años nada logró. Se burocratizó con salarios estratosféricos para los administradores, una presidencia de 40 mil pesos y ocho comisionados de 20 mil más, Namiko con más de 60 mil, y recomendados y parásitos. En suma, 20 millones anuales tirados a la basura. De ellos, sólo 600 mil dedicados a la protección del gremio. Y lo peor: los periodistas seguían siendo asesinados, asediados, reprimidos.

No protegía la CEAPP a los periodistas pero, eso sí, organizaba cursos y talleres, uno que otro de autoprotección, de ética y tratamiento periodístico a víctimas y otorgaba becas en el extranjero entre cuates.

Nunca se explicó a cuenta de qué, con el embuste de que eran perseguidos y amenazados, decenas de “periodistas” vivieron gratuitamente en el Hotel Xalapa, comida y hospedaje con cargo al erario, vigilancia de 24 horas. Una dádiva de 400 mil pesos. Y luego una marcha frente a palacio porque no fluía más dinero.

Épico fue el posicionamiento ante la represión periodistas que cubrían el desalojo de maestros en Plaza Lerdo, en Xalapa, la madrugada del 14 de septiembre de 2013. Agredidos, amenazados, con sus equipos fotográficos golpeados, inservibles o robados, la CEAPP optó por la evasión, el lenguaje abstracto, la sumisión, la complicidad, la naturaleza de los cobardes.

Sólo 25 líneas, cinco párrafos, y la CEAPP no menciona a Veracruz, ni al gobierno de Javier Duarte, ni a la Secretaría de Seguridad Pública, ni a su titular, Arturo Bermúdez Zurita.

Sólo apunta que hubo “uso desproporcionado de la fuerza por parte de algunos de los participantes en el desalojo de la Plaza Lerdo”. Y exige “a las autoridades competentes investigar dichos excesos”.

¿Y Javier Duarte?¿Y Bermúdez? ¿Y la policía con sus bastones eléctricos, sus toletes, sus escudos, usados contra la población, pero de arrodillados los robocops ante el crimen organizado?

Fue, perdón, una mentada de madre al gremio periodístico, brutalmente reprimido por la policía criminal de Javier Duarte y Arturo Bermúdez. La CEAPP cómplice.

Sólo la voz de Jorge Morales discrepó. El 24 de octubre de ese año, reunidos la CEAPP y Javier Duarte, el comisionado pidió la renuncia de Arturo Bermúdez y lo fundamentó:

Antes y después de este hecho, la CEAPP ha documentado cerca de una decena de eventos similares en ciudades como Xalapa, Córdoba y Coatzacoalcos. No escapa el hecho de que el problema de fondo de estas agresiones sigue siendo un acto deliberado de censura, acompañado de una deficiencia profesionalización policíaca, disfrazada de una supuesta invasión de la privacidad de los elementos, como argumento para el abuso…”.

Hoy se plantea su reingeniería. Concluyó el período de Benita González Morales, la Dama de los Velorios, sin pena ni gloria, sometida al poder, cómplice del ex gobernador Javier Duarte, entre reclamos y repudio, quizá su peor etapa en el periodismo, con dinero pero en el descrédito.

Hoy se plantea el relevo, revertir vicios, darle un sentido de protección y carácter preventivo a la CEAPP mediante protocolos que aminoren los riesgos para quienes informan en los medios de comunicación y en las redes sociales. Se propone generar condiciones de seguridad y reacción inmediata ante la amenaza para el periodista y su entorno, aparejada la investigación judicial, neutralizar al agresor y aplicar el castigo.

Hay 17 propuestas para suceder a Benita González e integrar la nueva comisión. Sus nombres se mantienen en el sigilo. No se incluye a ningún dueño de medio de comunicación. Se propone una reforma administrativa. Se insiste en que la CEAPP será autónoma y crítica.

En la víspera del cambio de gobierno se atizó la polémica: que la CEAPP continuara o desapareciera. Aurelio Contreras Moreno, autor de la columna Rúbrica, expresó:

Al menos en sus primeros años, la CEAPP fue uno más de los cotos de poder de Gina Domínguez, cuya injerencia en las decisiones del organismo fue siempre evidente. Al grado de que la primera secretaria ejecutiva, Namiko Matzumoto, cercana a la ex vocera de Javier Duarte, fue promovida desde ahí para la presidencia de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, y su actual presidenta, Benita González, es conductora de uno de los espacios informativos de la agencia Quadratín Veracruz, cuya franquicia en la entidad es propiedad de la misma Domínguez Colío”.

Más adelante agrega:

Bajo la consideración de sus antecedentes, y ante el complicadísimo escenario económico de la entidad, la opción de terminar con la existencia de la CEAPP tiene fuerza en algunos sectores políticos y del propio gremio, que la consideran un costoso e inútil elefante blanco.

“Sin embargo, como cualquier institución pública, la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas es perfectible. Bien encauzada y renovada en sus órganos de dirección, podría dar los resultados que de ésta se esperan y que el gremio periodístico, que permanece en situación de vulnerabilidad en Veracruz, necesita.

“La CEAPP tendría que renovarse desde la raíz, sin sesgos político-partidistas y mediante un amplio consenso, para ser funcional y verdaderamente útil en un estado donde la violencia no ha disminuido un ápice, así como para obtener la confianza de los periodistas veracruzanos, gremio profundamente herido y dividido en este infame sexenio”.

Convocados por el Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación, de la Universidad Veracruzana, un grupo de periodistas analizó, el 30 de noviembre, la viabilidad de que la CEAPP continuara o se precipitara su extinción. En ambas líneas se concluía que el órgano era una treta y una farsa de Javier Duarte, simulando su interés por el gremio de prensa, su lucha por preservar a los comunicadores de la violencia.

Una voz, la de Sayda Chiñas, corresponsal de La Jornada Veracruz en Coatzacoalcos, advertía que los riesgos siguen. Se trabaja en un “campo minado” y la violencia no merma.

Víctima de la inquina de los dueños del periódico Notisur por su línea crítica ante el poder, intransigente en la defensa de los periodistas, Sayda Chiñas agita y organiza, toma las calles en marchas y mítines cuando un reportero es avasallado por la violencia.

Movió al gremio, habló por él, escribió cuartillas y más cuartillas, redactó cartas de protesta con el caso Goyo Jiménez, al que levantaron y luego asesinaron; con el crimen de Moisés Sánchez Cerezo, en Medellín; por Rubén Espinosa en el ex DF luego de su autoexilio, derivado del asedio y la amenaza de los esbirros de Javier Duarte.

Hoy dice Sayda Chiñas:

Con o sin CEAPP los comunicadores continuaremos trabajando en un campo minado y los grupos de poder no dejarán de agredir a los reporteros”.

Se pronunció por “una CEAPP mejor dirigida, con menos despilfarro y más transparencia”.

Armando Ortiz, autor de la columna Viernes Contemporáneo, acusaba este domingo 18:

La CEAPP tampoco consiguió que el gobernador respetara al gremio periodístico. Al gobernador, en un principio sólo le interesó quedar bien con los dueños de los medios. Se gastaron millones de pesos poniendo guardias de seguridad a Óscar Rodríguez, director de AZ, y a José Abella, director de El Buen Tono. Pero para los periodistas amenazados, sólo se presupuestaba el dinero para una caja de muerto y una corona de flores.

“Con la excepción de unos cuantos, que sí hicieron algún trabajo de promoción y de fomento a la seguridad del periodista, la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas sólo fue una oficina a la que algunos periodistas ‘selectos’ podían ir a cobrar una buena lana. Ahí está el ejemplo de Norma Gibb, quien no se presentaba a las reuniones convocadas por la presidencia, pero siempre recibía su pago. Ahí está Rogerio Pano de quien no se sabe qué carambas hizo por los periodistas en esa comisión”.

No se extingue la CEAPP. Continúa y en cosa de días el Congreso, a propuesta del gobernador Yunes, habrá de decidir quiénes integran la nueva dirigencia de la CEAPP. y más que eso, si se desliga del gobernador en turno.

Una CEAPP acrítica no sirve, repugna. Una CEAPP dócil ante el poder, merece morir. Una CEAPP para la simulación, que destine recursos a becas para los amigos, cursos para los cuates, espacio para los parásitos, preferible su extinción.

Hiede a muerto la CEAPP. Aún así, tendrá nueva dirigencia en cuestión de horas, con una reingeniería total. Ojalá incluya la rendición de cuentas, la transparencia de los recursos, el destino del presupuesto y la sanción a quien haya violado la ley.

Algo así como revivir un muerto.

Archivo muerto

¿Qué tanto sabe Edel Álvarez del notariado veracruzano? Todo. Les sabe sus virtudes y sobre todo sus pecados, que son muchos e inmensos. Quiso ser notario y una mafia —no todos porque ahí también hay gente decente, honesta y de buena estirpe— se opuso. Maniobraron, agitaron, usando al Colegios del Notarios de Veracruz, y Edel Álvarez Peña no pasó. Entonces Fidel Herrera Beltrán, en los días en que gozaba de la “plenitud del pinche poder”, lo designó director de Notarías y del Registro Público de la Propiedad, ahí los expedientes, el historial, las transas y las raterías que muchos de sus inquisidores avalaban con su fe pervertida. Edel Álvarez es hoy presidente del Tribunal Superior de Justicia y quizá la fuente más directa y confiable para el yunismo azul del quién es quién en el notariado veracruzano. Es un bagaje de información clave cuando a 13 notarios se les investiga por la constitución de las empresas fantasma con que Javier Duarte le robó al gobierno de Veracruz más de 2 mil millones de pesos… Del PRI se van no sólo Jesús Moreno Delgado, Juan Manuel Rodríguez Caamaño y sus equipos políticos. Hay éxodo el colonias, en congregaciones de Coatzacoalcos, entre promotoras y militantes que al PRI ya no le ven futuro. Sábese que pronto estarán operando en las casas Yúnete, un símil del concepto que en Boca del Río le ha dado una fuerza política al Partido Acción Nacional. Sábese que mientras Javier Duarte permanezca impune, prófugo de la justicia, sin pisar una cárcel, sin devolver los miles de millones de pesos robados, el PRI pagará el costo en las urnas, castigado por una sociedad que lo categoriza como el corresponsable del saqueo, el partido que llevó al gobierno de Veracruz al gordobés, el que lo vio robar y calló, los priistas robando y acabando con la economía y sumiendo a Veracruz en una crisis de la que tardará años en salir. Quién volverá a votar por el PRI si hasta las promotoras y miles de militantes ya buscan refugio en el PAN, PRD, Morena. Si esto no es el infierno del PRI, ¿qué es?… Llega Efraín Martínez Cruz a tierras áridas, las del cabildo de Coatzacoalcos. Asume la regiduría que dejara vacante Víctor Manuel Esparza Pérez al incorporarse al engendro de la alternancia, el gobierno de Veracruz, en que funge ya como director de la Comisión de Aguas del Estado de Veracruz. Panista por convicción, Efraín Martínez viene del área de Sedesol en los días del foxismo, de la línea esparzista, de aquellos a los que no les pueden acusar que van de partido en partido como si fueran de temporal. Es a partir del jueves 15 el nuevo regidor séptimo en el ayuntamiento de Coatzacoalcos… Ni 24 horas transcurrieron para que al interior de la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento de Coatzacoalcos iniciara una revuelta contra nuevos funcionarios identificados con el ex alcalde Iván Hillman Chapoy, entre ellos el subdirector de Proyectos, Gustavo Linares Yépez; el mapache electoral Víctor Antonio Cruz Romero, y viejos empleados como David Márquez y Arturo Rubín, todos ello bajo el padrinazgo del regidor Luis Rendón Martín, quien fuera su líder en Grupo Integra, la plataforma política de Iván Hillman, a cuyo cordón umbilical sigue unido. A un día de que Rafael Abreu Ponce tomara posesión de la dirección de CMAS, los trabajadores ya protestan externado que con los ivanistas ahí seguirá el saqueo. Recuerdan los días de Alberto Mijangos Martínez, de Eduardo “Guayo” Jiménez Ziga, dueño de los dineros de CMAS. Los recuerdan y se santiguan, sabedores que si no les amarran las manos esto será peor que lo de Tony Macías, el suegro incómodo de Javier Duarte y las pillerías del jefe del Jurídico, Pedro Tiburcio Zaamario, el que fraguó el pago ilegal a OPC, de la que había sido abogado anteriormente, a la que se le paga indebidamente tras perder el juicio contra CMAS por la planta de tratamiento de aguas residuales; el restaurantero; el que dispensa favores y condona cobros; el caddy del ex gobernador en el Club Campestre; el de los aviadores, incluidas las cocineras, los guaruras de Tony, la joven Zamarripa; el de la publicidad en los recibos de cobro. Hay tambores de guerra entre el personal de CMAS porque ya conocen al ivanismo, al Grupo Integra que a cualquier dependencia de gobierno desintegra… Se sacudirá el jet-set. Se sacudirá por las tretas legales, la corrupción de un juez civil, la maniobra para no admitir que hay un menor al que el padre —un mal padre y un abuelo perverso— le conculcan derechos que la ley le otorga; la manipulación de una prueba de ADN con tal de negar la paternidad. No es vida privada. Cuando se viola la ley, cuando se corrompen autoridades, cuando se evade la justicia, el asunto es de interés público…

Publicada en mussiocardenas.com
16 de diciembre de 2016

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