La Comisión Estatal para la Protección y Atención a Periodistas (CEAPP), durante el gobierno pasado, sólo fue un esperpento para que unos cuantos cobraran un buen sueldo. Algunos de sus integrantes se la pasaron sólo en comunicados y exhortaciones. Su objetivo nunca se cumplió, la protección y asesoría a los comunicadores fue nula. El trabajo de Rogerio Pano no se vio y la presencia de Norma Gibb Guerrero no pesó en esta comisión, los casi 20 funcionarios colocados en esta comisión cobraron sin dar resultados.
El incremento en las muertes de periodistas en el estado exigía que sus miembros no sólo se capacitaran, sino que también organizaran foros, seminarios y, sobre todo, que se acercaran a los deudos con un verdadero proyecto de gestión y ayuda, o que se pronunciaran cuando el gobernador trataba de criminalizar a las víctimas. Esto nunca pasó por la mente de los integrantes del CEAPP. En estos momentos hay varios tiradores que quieren ser el ombudsman de los periodistas en Veracruz; muchos han levantado el dedo, algunos quizá tengan más méritos que otros, sin embargo, es posible que se queden con las ganas.
Por la mente del gobernador pasa la idea de desaparecer un organismo que se ha convertido en un elefante blanco. Si el gobernador considera necesario dejar con vida a esta comisión, sería bueno optimizar recursos, eliminando plazas y puestos inoperantes que sólo merman la raquítica economía estatal. Y por cierto, no poner algún improvisado al frente de este organismo.
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