La comida y el corazón

Obeth y doña Clarita, dos participantes veracruzanos del programa Master Chef FOTO: WEB
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Elena Córdova / ¿Habrá alguien que se resista al aroma y tentación de una tortilla hecha a mano y con masa blanca o negra, redondita, infladita, salida directa del comal? Si acaso unos pocos. Yo lo dudo. Pues por lo menos quien se considere un buen mexicano o veracruzano, no puede pasar de lado ante tan suculento manjar que representa esta milenaria comida, por cierto, muy nuestra. Orgullo nacional.

En este sentido, está más que comprobado que los aromas, el sabor y color de la comida, es capaz de despertar en nuestro subconsciente los recuerdos más agradables y siempre vivos que tengan que ver con la tradición culinaria de nuestra familia. A poco no es increíble que, por citar, un simple olor, un rico aroma que emana de un platillo, provoque un cúmulo de sentimientos y recuerdos de familiares y de amigos, presentes y de quienes ya se han ido. Tan así de cierto es, que varias encuestas hechas por especialistas culinarios aseguran que un 98% de personas entrevistadas, buenos comensales, consideran que el simple aroma es esencial para disfrutar de una comida.

De igual forma, ante la cercanía de la festividad de Todos Santos, es inevitable pensar en la comida que más gustaban nuestros seres más queridos. De ahí la existencia de unos simbólicos y tradicionales altares, adornados con chocolate, café, mole, tamales, pan… un sinnúmero de platillos que degustaban en vida. Comida que les ponemos con el corazón, pensando en que vendrán a saborearlos en estos religiosos días.

En mi familia, la cocina siempre fue un acto de amor, no sólo de subsistencia. Con mucho orgullo les cuento que el sabor de Heriberto Córdova, alias “El Papero”, quien era mi señor padre, no sólo fue un buen y generoso hombre de campo, trabajador que no sólo se dedicaba a ordeñar o sembrar y cultivar la tierra, sino también amaba la cocina y, presumo al decir que su buena sazón era harto reconocido en toda la región que comprende Alto Lucero y más allá, como sucedió en más de una ocasión que se lo llevaron a preparar ricas viandas a otros estados vecinos. De mi padre, de lo que cocinaba, nunca olvidaré –y hasta me parece olerlo– la singular y especial barbacoa de res, el borrego ahumado, las carnitas de cerdo o la cazuela de mariscos, que eran los platillos favoritos y que más pedían quienes le hacían el honor de contratarlo. En lo personal, aparte de su excelente receta, creo que la alegría y amor que transmitía al preparar los alimentos, eran parte de su receta secreta, de su sazón especial. Mi padre cocinaba con el corazón. Lo sé.

Aprovecho el tema para contarles que actualmente por un canal nacional de televisión, presentan con mucho éxito el reality show’ de ‘MasterChef México’. La temática principal es crear platos deliciosos y probar de las distintas cocinas, de un mosaico de sabor que conforma el arte culinario de todo el país, como también, el objetivo esencial es encontrar al mejor cocinero de México, a través de retos, donde los participantes expondrán habilidades culinarias mediante la rapidez, sabor, calidad, presentación en los platillos y capacidad de trabajar en equipo. Como debe de ser, Veracruz no podía quedarse atrás. Ahí nos representa un joven de nombre Obeth, originario de Alto Lucero, Veracruz. Él cocina desde los 15 años y pone en práctica todo lo que aprendió de su madre.

Como anécdota, antes de ir a participar, su esposa que ya se encontraba en las labores del parto de su hija, le pidió al ginecólogo que lo atrasara un día, para asistir al casting de MasterChef México 2016. Obeth, además de su hija recién nacida, tiene un hijo de 4 años.

Es muy feliz en su matrimonio y siempre cocina para su familia. Su plato favorito es el aguachile de camarón. Es agricultor y su más grande anhelo es tener un restaurante propio.

Y representando a las mujeres misantecas, doña Clarita, quien tiene 54 años y es enfermera. Se caracteriza por su baile y alegría al cocinar. Persigna sus alimentos cuando está cocinando para que le queden sabrosos. Famosa por sus empapatadas, sus chiles jalapeños rellenos, el pollo en chiltepín y el chile de bola.

Como podemos ver, la cocina y cocinar es un acto que involucra al amor. Las recetas de cocina, aparte de traer a detalle los ingredientes e instrucciones de preparación, no serán nada sin un toque de amor que sazone el más rico guiso que pueda existir.

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