Fueron 12 años, dos sexenios marcados por la corrupción en Veracruz. Todas, absolutamente todas las secretarías fueron trasquiladas por los dos últimos gobernadores. Sin embargo, resulta significativo el daño y las condiciones en la que dejan la Secretaría de Educación. El Órgano de Fiscalización Superior del Estado de Veracruz (Orfis) resultó ser la madre de todas las rameras.
Después de las acusaciones del SAT por las empresas fantasmas, este órgano de fiscalización señaló que no encontró ninguna irregularidad en los gobiernos de Herrera Beltrán y Javier Duarte. ¡Vaya cinismo y descaro! Es un hecho comprobable que la institución encargada de dar educación a los veracruzanos está herida de muerte, está en quiebra, en bancarrota absoluta.
Sus últimos administradores de la Oficialía Mayor, Édgar Spinoso Carrera y Vicente Benítez, se encargaron de vender hasta las cubetas y trapeadores; las escuelas en los 212 municipios sufrieron las consecuencias.
Resulta preocupante para los veracruzanos y causa incertidumbre saber cómo le va a hacer Miguel ángel Yunes Linares para limpiar este cochinero en tan sólo dos años. Seguramente la Federación deberá meter las manos para apoyar al gobernador entrante, los veracruzanos se lo merecen.
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