¿Es lo mismo ser mujer que feminista? Algunas feministas dirán que sí, muchas mujeres dirán que no. Mi madre es mujer, pero no es feminista, y sin embargo muchas de las enseñanzas que nos ha dado tienen carácter feminista, si como feminista entendemos a una mujer que aboga por los derechos y el respeto que la sociedad patriarcal les ha usurpado. De alguna manera, cada que se acerca el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, muchos ciudadanos, hombres, mujeres, piensan en las precauciones que se deben tomar para que las marchas no les afecten. Muchos deciden mejor no salir de casa por los actos violentos que ocurren y que pudieran causarles algún daño.
Ya ni decir del miedo de los comerciantes de los lugares por donde pasará la marcha, porque las feministas se han arrogado el derecho de romper lo que les venga en gana en su afán de manifestar su encabronamiento por una sociedad que lacera sus derechos. Pero pocos, muy pocos piensan en los derechos de la mujer, el derecho a la educación, derecho a la salud, derecho al desarrollo, derecho al trabajo, derecho a la participación política, derecho a una vida libre de violencia, derechos sexuales y derechos reproductivos.
La gran mayoría, el 8 de marzo, piensa en el daño que causan unas mujeres embozadas con martillos en la mano, algunas con bombas molotov, potras con aerosoles que usan para hacer pintas o como lanzallamas. Si el objetivo de estas manifestantes es hacernos recordar sus derechos como mujeres, pues han fracasado, porque por nuestra mente son otras imágenes las que cruzan.
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