Las posturas ya están definidas: el Gobierno Federal no suelta prenda, la reforma no se abroga; y la CNTE reafirma su postura: «No regresamos a clases». Las más de 10 reuniones sólo sirvieron para liberar a los cerebros políticos y financieros y para que se distendiera la evaluación docente.
Nuevamente los vientos de la represión se hacen presentes. Las declaraciones del presidente, del secretario de Gobernación y del titular de la SEP sólo abonan el terreno para dar el manotazo sobre la CNTE.
Se espera que por un lado, la clase empresarial y los medios de comunicación azucen, mediante sus alfiles de la televisión, al Gobierno Federal para que éste se abalance nuevamente sobre los maestros. Sólo que el gobierno y sus granaderos deben tomar en cuenta que al lado de la CNTE se encuentran los padres de familia.
José Luis Escobar, vocero de la sección 7 de Chiapas, declaró ante los medios que «la demanda de la Coordinadora no era la liberación de los dirigentes, sino la derogación de la Reforma, por lo que ahora ya no hay nada que detenga el que no regresemos a clases el lunes 22».
Así que el conflicto magisterial pasa a una nueva fase, una que puede poner en peligro la vida de seres humanos. Esperemos que se respeten los protocolos de seguridad para que no haya derramamiento de sangre.
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