Aurelio Contreras Moreno / Desde la semana pasada comenzaron a correr versiones acerca de una posible declinación de la senadora priista Beatriz Paredes Rangel, lo que en automático le daría la candidatura presidencial opositora a la panista Xóchitl Gálvez Ruiz.
Se habló de fuertes presiones no solo dentro de la cúpula del Frente Amplio por México, sino incluso de su propio partido, el Revolucionario Institucional, para que Paredes se retire de la contienda, lo que ella rechazó bajo un argumento bastante puntual: sería darle la razón al presidente López Obrador sobre que el proceso interno de la oposición estaba definido con antelación.
“Mi declinación haría evidente que lo que pronosticó el presidente Andrés Manuel López Obrador se evidenciara como una realidad: que había un montaje que llevaba como propósito último que una candidata previamente designada se ungiera”, declaró la semana pasada, mientras reclamaba que las presiones para que tomara esa decisión constituían una falta de respeto.
Y aun cuando el propio proceso interno en el oficialismo obradorista sí es a todas luces una simulación y un montaje en el que una candidata previamente designada va a ser ungida por el “dedito” de “ya saben quién”, precisamente por ese motivo es que si algo necesita el bando opositor es legitimidad democrática, la cual se buscó construir con la creación del Frente y la integración y participación en el mismo de los ciudadanos. A pesar de los propios partidos.
Sin embargo, parece que la partidocracia no está dispuesta a ser “tan democrática” y a pocos días de la votación interna, quieren que el juego se defina previamente y por “default”.
Este lunes, el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, prácticamente descartó de la candidatura a su correligionaria Beatriz Paredes al declarar que “las encuestas no le favorecen”, y que iban a “construir a la candidata más competitiva”, por lo que anticipó que el miércoles darán un posicionamiento al respecto.
Con aire paternalista y perdonavidas, el impresentable “Alito” afirmó que Paredes “es una mujer comprometida y estoy seguro que Beatriz tomará siempre la mejor decisión, que es estar al lado de México”.
Moreno Cárdenas no mencionó a qué encuestas se refería y eso dio pie una respuesta de Paredes Rangel, que adelantó que antes de tomar cualquier decisión, quiere primero conocer los resultados de la encuestas que mandó a hacer el Comité Organizador del Frente Amplio por México, “que son las únicas encuestas válidas para el efecto de incidir en la definición”.
Queda claro que Moreno Cárdenas no le avisó siquiera a Beatriz Paredes lo que iba a hacer y que la busca forzar a declinar a menos de una semana de las votaciones, que ya no tendrían sentido si solo queda una aspirante. Lo cual lleva a plantear dos conjeturas: el PRI está desahuciado y el liderazgo de su dirigente tan debilitado, que la estructura priista ya no opera –para el PRI, porque la mayoría anda en Morena- y quieren evitar ser barridos el próximo domingo en la interna; o bien, que hay un arreglo cupular tomado a espaldas de los ciudadanos que le dieron legitimidad al Frente Amplio.
Una elección prácticamente por “dedazo” no le ayuda en nada a Xóchitl Gálvez ni a la causa opositora. Al contrario, le da armas al obradorato –aunque no tenga cara para hacerlo- para desacreditar el proceso y debilita su posición. La elección interna debería llevarse a cabo incluso como un ejercicio y ejemplo democrático, a diferencia de la pantomima de las “encuestas” de Morena, en las cuales hay un único encuestado.
Pero la tentación del “dedazo” siempre está presente en el ADN de la clase política mexicana.
Que dice el rector que más vale pedir permiso que perdón
A ver si entendimos. ¿De modo que el rector de la Universidad Veracruzana, Martín Aguilar Sánchez, fue al Consejo Universitario General a pedir permiso para hacer lo que debió hacer hace dos años? ¿Y todavía va a “negociar” el presupuesto que está establecido en la Constitución del estado y es un derecho de la institución y de los universitarios?
No, pues guau.
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