Los únicos que podrían tener la razón por el derribo de los árboles de la avenida Lázaro Cárdenas por motivo de la obra del puente de Urban Center son los vecinos y activistas que reclaman un daño ecológico. Sin embargo, y sin darse cuenta, entre los activistas se infiltraron las huestes del exalcalde Hipólito Rodríguez, quienes se adueñaron del movimiento. Estas huestes consiguieron poner casas de campaña en el lugar para evitar que la obra continuara, pero no sólo eso. Las huestes de Hipólito Rodriguez buscaron un juez que se acomodara a sus pretensiones para conseguir un amparo que detuviera la obra. Ha trascendido que el juez que concedió el amparo al supuesto grupo de ciudadanos inconformes con la tala de árboles que se realizaba en la citada avenida y que detuvo los avances de la obra, promovió en el año 2021 un juicio de amparo, adivine para qué, pues nada más y nada menos que contra la tala de un bosque, pero en Oaxaca.
Por supuesto, se advierten los antecedentes en la materia (la ecologista, no la legal) que empañan el asunto jurídico en el que actúa, ya que para muchos ciudadanos hoy pone en clara tela de juicio si se trata de un sentimiento o postura pronatura (y hasta romántica y personal) en lugar de velar por el bien de la ciudadanía. Ingenieros y urbanistas reconocen que lo ideal para evitar el tráfico vehicular, la contaminación por humo y por ruido, la basura e incluso el calentamiento en la zona es habilitar un puente a desnivel.
Ahora bien, para continuar la obra sólo faltarían unos cuantos árboles; la gran mayoría ya fueron derribados. En este momento los ciudadanos y ambientalistas reales podrían obligar al gobierno a que les brinde garantías ecológicas, más jardines en la zona y hasta espacios recreativos. Pero como los que controlan ese movimiento son las huestes de Hipólito Rodríguez, lo que quieren es desviar la atención de la mala gestión del exalcalde, quien todavía tiene cuentas pendientes por responder.
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