Lo de Segalmex está muy raro. Demasiados fraudes, demasiados robos, demasiada corrupción y el presidente López Obrador como si nada. Tal pareciera que el presidente estuviera contemplando un incendio que él mismo mandó encender. A su amigo Ignacio Ovalle, quien fuera director de Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), lo ha protegido y hasta consentido, a pesar de que por sus narices pasaron todos los fraudes que ahora se están descubriendo.
Publica el periódico Reforma: «El desfalco a Segalmex mediante dos contratos fraudulentos de leche alcanza los mil 700 millones de pesos debido a que se hizo por partida doble. Segalmex no sólo pagó por los procesos para obtener leche en polvo y crema, sino que además entregó la materia prima, es decir, la leche bronca que debía ser deshidratada, pero las empresas contratadas no le regresaron ni el producto ni el dinero (…) Los convenios fueron suscritos por Diconsa y Liconsa en 2020 con Comercializadora de Productos Lácteos de la Laguna (Coprolac) y Grupo Vicente Suárez 73».
En Segalmex se ha producido un saqueo constante, calculado, como si este organismo, dependiente de Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, fuera la caja chica de los programas sociales del presidente.
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