Desde que Guillermo Sheridan diera a conocer que la ministra Yasmín Esquivel había presentado una tesis de licenciatura, idéntica a otra que se había presentado un año antes, miles de mexicanos daban por hecho de que la ministra era plagiaria. Después, cuando se buscó en la biblioteca de la UNAM la tesis y se comparó, millones de mexicanos verificaron que la señora sí era plagiaria. Más tarde nos enteramos de que la señora también cometió plagio en su tesis de doctorado en la Anáhuac; eso ya fue el colmo.
Por ello, a millones de mexicanos no les hace falta un dictamen del Comité de Ética de la UNAM donde se defina si la señora es o no plagiaria. Así como tampoco creyeron en la determinación de una jueza, que dictó que la señora era la autora original de esas tesis.
Sin embargo, la UNAM dice que ya tiene un dictamen; la UNAM ya sabe sí Yasmín Esquivel es o no plagiaria: «Como se informó previamente, Cuética concluyó el estudio del caso y está en posibilidad de presentar un extenso y cuidadoso dictamen de naturaleza ética y técnico académica, el cual no ha emitido en acatamiento de mandatos judiciales». Seguramente el resultado es adverso para la ministra, por ello tanto amparo para impedir que se de a conocer el resultado.
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