Armando Ortiz / Nadie esperaba que López Obrador reaccionara como un demócrata, como un estadista que reconociera la voz de un fuerte sector de la población. Miles y miles de mexicanos salieron en más de 70 ciudades que se sumaron a la manifestación en el zócalo de la Ciudad de México para exigir #MiVotoNoSeToca. Vale mencionar que cuando el presidente y sus huestes llenan el zócalo, son millones los que asisten, pero cuando los ciudadanos llenan el zócalo sólo son miles. En su conferencia mañanera el presidente de México arrojó toda su hiel, toda su amargura: «Ayer afortunadamente hubo saldo blanco, algunas denuncias porque se incrementaron robos de cartera, pero eso es intrascendente imagínense con tanto delincuente de cuello blanco fue lo único». Esa burla no duele, porque sabemos que es emanada por un sujeto que se siente lastimado en su orgullo. Hizo todo lo posible por desprestigiar la marcha, pero no lo logró. Los mexicanos salieron a manifestarse pacíficamente, exigiendo que su voto se respete. «Todavía muy pequeñas para lo que representa el potencial del conservadurismo en México, porque en el país deben ser como 25 millones de ciudadanos en el conservadurismo. Los que se manifiestan es una representación, una vanguardia, la élite, es el potencial. Tienen que mover más gente todavía, incrementando su capacidad de movilización porque tienen potencial», reconoció el presidente entre el ardor que requería de Vitacilina.
Después de la desagradable experiencia con Yeri Mua, cambian reglas para designar reina de Carnaval de Veracruz. Serán jueces inobjetables los que decidan
Siempre lo hemos dicho, los influencers son unos imbéciles que pastorean a imbéciles. En ellos se cumple el dicho: “Si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán al hoyo”. Tal vez no nos leyó a tiempo el Pollo Pérez Fraga, pues desde este espacio siempre hemos repudiado la presencia de esos influencers que, además de imbéciles, se han convertido en vividores de sus seguidores, ahora también de los recursos del pueblo. Yeri Mua, la reina del Carnaval de Veracruz 2022, en lugar de promocionar el evento, que tiene más prestigio que ella, se dedicó a echar pestes y a calificarlo de fracaso “el carnaval más alegre del mundo”; el de más tradición en México. Es más, la señora se desentendió de sus obligaciones como reina de carnaval, porque ella es la reina de los imbéciles y a ellos es a quien se debe. Es por ello que celebramos que la próxima elección no tenga que ver con los votos de los seguidores, con el dinero juntado por los influencers, sino que sea un grupo de jueces, como dice el Pollo, personas inobjetables, las que elijan a la realeza del Carnaval de Veracruz: “Es la inscripción y ya no va haber más dinero de por medio, depende de los jueces que van a ser personas inobjetables con conocimiento de la historia de Veracruz, de belleza, no queremos ser concurso de traje de baño”. Que así sean mi estimado Pollo y a aprender de las malas experiencias.
“A la primera manifestación de 100 mil personas me voy a Palenque”, decía en 2020 López Obrador. ¿Por qué no se ha ido?
En septiembre de 2020 el presidente López Obrador explicaba las razones por las que dejaría la presidencia de México: “En mi caso, a la primera manifestación de 100 mil personas y que yo vea que en las encuestas ya no tengo apoyo, me voy a Palenque, Chiapas, ni siquiera espero la revocación de mandato. Ahí nos vemos porque tengo principios e ideales”. Es lo que decía Andrés Manuel López Obrador en los tiempos en que impulsaba la revocación de mandato. La primera manifestación con más de 100 mil personas ya ocurrió. Si esa fuera la única condición para que se fuera, pues ya debería estar haciendo las maletas. Pero la salida inmediata del presidente de México antes de terminar su mandato tiene otra condición, que las encuestas muestren que ya no tiene el apoyo de los mexicanos. Y si debemos ser honestos, eso no ha ocurrido todavía. Si bien, en febrero la popularidad del presidente tuvo un bajón, el apoyo a él varió sólo 2 puntos porcentuales, pues pasó del 56% al 54%. Esto quiere decir que el presidente de México todavía mantiene, por 4 puntos, el apoyo de la mayoría de los mexicanos. ¿Dónde está la fortaleza del presidente? Pues en los 17 millones de personas que reciben algún apoyo, beca y pensión. Si no fuera por eso, López Obrador hace rato se hubiera ido a “La Chingada”.
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