Polarizados

Presidenta de la SCJN, Norma Piña, hace valer la independencia del Poder Judicial. Cuando AMLO llegó al evento del 5 de febrero en Querétaro, ella no se levantó FOTO: WEB
- en Opinión

Jorge Flores Martínez / Estamos llegando a niveles realmente absurdos, las posturas se radicalizan y se consolidan en los extremismos políticos, ya a nadie parece interesarle el centro, donde se encuentra el dialogo, la negociación y el respeto.

El presidente hace tiempo dejó de gobernar para todos los mexicanos, decidió solo hacerlo para los suyos, el resto no importa, se les reta y confronta desde el poder. Cualquier opinión o visión distinta es considerara una afrenta absoluta al poder y una imperdonable traición a la patria.

Los poderes legislativo y judicial están resistiendo una fuerte intención de colonizarlos desde el ejecutivo, la presión ha sido intensa y poderosa. El INE ya se encuentra prácticamente contra la pared con una serie de reformas a las leyes secundarias que lo desmantelaran para poder hacer y llevar a cabo las elecciones de este año y la joya de la corona, la elección del 2024.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos reducida a mera comparsa presidencial, dejó de existir y de ser incómoda, ahora no es nada y todo indica que cambiará de nombre a Defensoría del Pueblo, alejarla de cualquier idea de Derechos Humanos es la intención.

El presidente insulta y agravia a cualquiera que piense o tenga una visión de país distinta a la suya, ya sometió al Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, lo redujo a nada, le retiro cualquier merito histórico en el proceso democrático de México, después de todo, la democracia es resultado suyo, de su victoria electoral en el 2018, antes de eso no hay nada, solo el supuesto fraude de Calderón.

En lo personal me preocupa, México es un país diverso, de visiones distintas y propuestas diferentes. La construcción democrática ha sido muy difícil y compleja, muchos aseguraban que habían llegado al poder a balazos y solo a balazos lo dejarían, pero no, siempre con dialogo, con aceptación del pensamiento diverso, poco a poco hemos ido construyendo un país más libre y más democrático.

Ahora se castiga al distinto, se le señala desde el púlpito presidencial como traición a la patria cualquier visión que se contraponga a la del presidente. Vivimos todos una confrontación entre liberales y conservadores que solo existe en la cabeza presidencial. Solo él sigue en la narrativa del siglo XIX.

No hay forma de representar en pleno siglo XXI la lucha entre conservadores y liberales que se libró en nuestro país hace dos siglos, es absurdo dividir el país y polarizarlo irremediablemente en posturas irreconciliables. No hay sentido ni beneficio, nada se construye con un país enfrentado y divido así.

El próximo 26 de febrero citan a la ciudadanía a marchar nuevamente en defensa del INE, el presidente como reto, ahora convoca a marchar el 18 de marzo para conmemorar la expropiación petrolera de Lázaro Cárdenas. Veremos quien convoca más personas, quien marcha y grita más fuerte.

No es fácil entender, pero no es buena idea que un presidente rete a la ciudadanía inconforme de esta forma, Nada bueno puede resultar de un presidente altanero y respondón con los ciudadanos. Si pierde, mal. Si gana, peor.

Serán dos años terriblemente complicados, el presidente se radicalizará cada vez más, por lo que sus corifeos lo alentaran a polarizar más profundo a los mexicanos en una carrera loca por complacer al supremo elector.

Cada día será más difícil y poco rentable mantenerse en el centro político. No hay oferta atractiva para el elector, solo los extremos con sus gritos serán atractivos.

Aun así, es mejor mantenerse en la racionalidad y ajeno a fanatismos idiotas.

Estoy seguro de que en unos años pasará la pesadilla de los demagogos autoritarios poseedores de la verdad absoluta e incuestionable.

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