Armando Ortiz / A los que no somos aficionados al futbol soccer tanta euforia por una serie de partidos de futbol entre selecciones de diferentes países se nos hace raro, algo exagerado. Sobre todo, porque cuando la selección de nuestro país ha quedado eliminada, el aficionado de futbol adopta a una de las selecciones que avanzan, y así, conforme van avanzando, adoptan a otra y otra hasta que se deciden por uno de los equipos que llegaron a la final. En México, después de la derrota de la selección nacional, algunos adoptaron a la selección de Croacia, otros a la de Marruecos y los más latinoamericanistas a la selección de Argentina. Finalmente ganó Argentina la final en contra de Francia, y muchos ahora lo celebran, como si fueran argentinos, aunque en su vida han leído un cuento de Borges, o hayan escuchado una canción de Gardel. Terminó el Mundial y como dice la canción de Serrat, “con la resaca a cuestas vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas”. Se acabó el Mundial y en México sigue de presidente López Obrador, siguen asaltando a los paisanos que llegan a pasar la navidad con sus familiares en México, sigue la inflación y la gasolina a 25 pesos el litro. Siguen los feminicidios y la violencia contra las mujeres, siguen desaparecidos los desaparecidos y siguen desapareciendo los aparecidos. En México los cárteles de la droga siguen controlando miles de municipios en el país, sigue la corrupción, el influyentismo y las mentiras en las mañaneras; siguen los atentados contra periodistas, mientras Pío demanda a los que lo exhibieron, José Ramón López Beltrán sigue su vida de lujos en Houston y el hijo menor del presidente sigue en Inglaterra como hijo de magnates. ¿Y el resto de los mexicanos? “Vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza” y sanseacabó.
¡Y vuelve la burra al trigo! López Obrador lamenta el atentado contra Ciro Gómez Leyva y 3 días después dice que él y otros periodistas son voceros del conservadurismo
De dientes para afuera el presidente López Obrador lamentó el atentado que sufriera el periodista Ciro Gómez Leyva, quien de no ser porque iba en un auto blindado, hubiera sido alcanzado por las balas asesinas. Decimos de dientes para afuera, porque apenas habían pasado cuatro días del atentado cuando el presidente volvió con sus descalificaciones, con sus estigmatizaciones, con sus burlas. “Ya es de dominio público que nosotros tenemos diferencias con los voceros del conservadurismo, entre los que están, y lo digo con mucho respeto, Ciro y López-Dóriga y Denise Maerker, y Claudio X. González, aunque no es periodista, pero es empresario, y Loret de Mola, y además son diferencias que vienen de lejos”, señaló el presidente, quien no entiende, o si lo entiende le vale madres, que su discurso de odio contra los periodistas es lo que anima a que se atente contra ellos. Pero López Obrador no se detiene en la estigmatización, además se burla de los periodistas diciendo que ahora se hacen las víctimas: “Porque dicen: ‘Es que se estigmatiza en las mañaneras’, que ahora se hacen las víctimas. Si yo les recordara lo que han hecho todo este grupo, que son de la élite, de lo más selecto de los medios de información, que ganan hasta un millón de pesos mensuales. Y ni que fueran lumbreras, ¿no?, ni que fueran tan inteligentes, es que tienen una misión, el proteger intereses de grupos. Jorge Ramos, por ejemplo, debe de ganar como tres millones de pesos mensuales, y así todos ellos”. Pero ya falta menos para que este energúmeno que tenemos como presidente se vaya. Cree que pasara a la historia como un gran presidente, pero la historia sólo tiene repudio preparado para él.
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