Si tuviera palabra el presidente López Obrador ya estuviera haciendo sus maletas para irse a Palenque, Chiapas. Y es que en septiembre de 2020 el presidente de México, «en la plenitud del pinche poder», como dijera Fidel Herrera, declaró: «En mi caso, a la primera manifestación de 100 mil personas y que yo vea que en las encuestas ya no tengo apoyo, a Palenque, Chiapas, ni siquiera espero la revocación de mandato. Ahí nos vemos porque tengo principios e ideales».
Cierto, López Obrador puso dos requisitos, una marcha de más de 100 mil personas en su contra, cosa que ya ocurrió con la marcha a favor del INE, pero además una encuesta donde muestre que ha perdido el apoyo de la mayoría. Cierto, faltó lo segundo. La verdad es que hasta el momento el presidente López Obrador sigue teniendo una gran aceptación entre los mexicanos, sobre todo entre la gente que recibe los apoyos de Bienestar, el programa electorero que estableció para tener a los pobres comiendo de su mano.
Sin embargo, en lugar de estar desdeñando los resultados de la marcha, diciendo que no fueron más de 60 mil personas, el presidente debería poner sus barbas a remojar, porque esta marcha a favor del INE parece ser el principio del final.
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