Bernardo Gutiérrez Parra / En septiembre del 2020 el gobernador Cuitláhuac García aseguró que ningún feminicidio quedaría impune en Veracruz: “Aquel que atente contra una mujer, será puesto ante la justicia con la penalidad que es mayor cuando se trata de violencia feminicida”. Antes, en febrero, dijo que el feminicidio había bajado un 70% “porque ya no hay impunidad”.
Mintió.
Una tabla comparativa publicada a finales de ese año con información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública le calló la boca. En 2016 se cometieron 58 feminicidios; en 2017 fueron 100; en 2018 (ya en su gobierno) la cifra fue de 101 y en 2019 se registraron 157.
Son incontables las ocasiones que ha dicho que los feminicidios van a la baja y hay quienes le creen, pero los feminicidas lo hacen quedar mal.
En su último informe, el SESNSP señala que de enero a agosto de este año se cometieron 600 feminicidios en el país, de ellos 49 se perpetraron en Veracruz con lo que ocupa el tercer lugar nacional debajo del Estado de México (93) y Nuevo León (70).
Pero las fantasías del gobernador no le dan tregua al pobre. En junio de este año volvió a las andadas al manifestar que delitos como el secuestro iban a la baja. ¿Aportó pruebas? Ninguna. Simplemente soltó la mentira y la realidad lo volvió a parar de cabeza.
En los primeros ocho meses de este año Veracruz se posicionó en segundo lugar nacional en secuestro de mujeres. El dato también lo dio el SESNSP.
De enero a agosto secuestraron en el país a 108 mujeres, de las que 12 fueron secuestradas en Veracruz y 24 en el Estado de México.
Ante este panorama hay que tener la cara muy dura y el corazón de piedra para hacer comentarios tan falaces. O al gobernador no le dan bien los datos, o sus segundos le están viendo la cara o es un cínico o las tres cosas juntas.
No es posible que no se conduela del sufrimiento de una madre a la que le secuestraron o asesinaron a su hija y salga a decir que esos crímenes van a la baja, cuando Veracruz es una de las entidades más peligrosas para las mujeres.
¿Hay un plan para defenderlas de sus asesinos y secuestradores? Sí lo hay o mejor dicho, si los hay porque son varios. Pero todos son letra muerta.
Lo cierto lector (aunque Cuitláhuac García y sus jilgueros arguyan lo contrario), es que Veracruz es de las entidades que menos protege a las mujeres porque al gobierno estatal simplemente no le importan. Incluso es la entidad donde más sufren de acoso, hostigamiento y agresiones sexuales en las dependencias públicas.
Javier Duarte le colmó el plato a los veracruzanos entre otras cosas, porque no pudo con la inseguridad y la violencia contra las mujeres. Lo cambiaron por un panista que tampoco pudo con el paquete y ese panista fue sustituido por un morenista que no sólo no puede, sino que no quiere enfrentar los problemas de violencia e inseguridad que padecen.
A Cuitláhuac le quedan dos años y no se ve por dónde pueda y quiera repeler los ataques a las veracruzanas que están más indefensas que nunca.
Lo peor es que no se ve en el horizonte a nadie dispuesto a apoyarlas. Alguien que traiga bajo el brazo un plan efectivo para inhibir la inseguridad y, sobre todo, para mitigar la violenta y trágica pesadilla que han sufrido en estos cuatro años de la 4T.
Qué pena y que tristeza caray, pero sobre todo, qué impotencia.
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