Tihuatlán, Ver. “La Universidad Popular Autónoma de Veracruz la forman asesores solidarios y alumnos de las preparatorias y licenciaturas que ofrece, es cierto que se requiere contar con instalaciones, pero lo primordial es la formación que genera ese binomio; la vocación de servicio está latente en cada colaborador de la institución, lo que ha fincado el éxito que ha tenido en la entidad”, dijo Gabriela González Álvarez de 32 años de edad, egresada de la carrera de Ingeniería Industrial por esa casa de estudios.
Con la emoción a flor de piel, la nueva profesional destacó que la universidad llegó en un momento adecuado a esa zona y gracias a ello “la educación se encuentra cerca de nuestros domicilios, no tenemos que movernos a ciudades lejanas para prepararnos, se podría decir que la tenemos a la puerta de la esquina”.
Indicó que es una universidad en donde la vocación de servicio se encuentra latente en todos los que colaboran en ella, “lo encontramos en los directivos, en los trabajadores administrativos y en los asesores solidarios; todos ellos se encuentran comprometidos con la labor que realiza el rector Andrés Blancas Portilla que sigue la mística que dejara el profesor Guillermo Zúñiga Martínez”.
Destacó que alumnos y egresados deben hacer un frente común que fortalezca a la institución, los alumnos preparándose a conciencia con el autodidactismo que es el método educativo que se utiliza y los egresados con un ejercicio responsable de su profesión y conscientes que de esa manera enaltecen la labor de esa casa de estudio, al tiempo que la promueven con su ejemplo entre aquellos que aún no se inclinan por continuar sus estudios.
Señaló que al concluir su formación en Ingeniería Industrial y recibir sus documentos correspondientes, la satisfacción fue enorme porque fue el premio al esfuerzo realizado por ella y por sus padres que fueron quienes estuvieron atrás de ella apoyándola.
Para concluir expresó que “a las personas que desean estudiar les puedo decir que lo hagan, que no se detengan porque los obstáculos que pudieran encontrarse, se los pone la persona, no los demás. También deben entender que quienes forman a la universidad son los asesores solidarios y los alumnos, no una instalación. En esa casa de estudios las puertas están abiertas para todos, solo piden deseos de ser mejores”.
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