Como el príncipe Próspero, el del cuento “La máscara de la muerte roja” de Poe, quien se amuralló en su castillo para que la peste no lo alcanzara, así el presidente López Obrador se amuralló en Palacio Nacional para conmemorar de manera íntima, privada, el Día internacional de la Mujer. Para ello invitó a sus incondicionales, porristas de fama que lo primero que hicieron fue gritar: «Es un honor estar con Obrador»; como si se conmemorara el Día Internacional de López Obrador, y no el Día internacional de la Mujer.
De acuerdo con las crónicas periodísticas en la conmemoración estuvieron Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México; la gobernadora del Banco de México (Banxico), Victoria Rodríguez Ceja; la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Loretta Ortiz, y la presidenta del Senado, Olga Sánchez Cordero.
Otras presentes fueron la diputada de Morena, Andrea Chávez y Nadine Gasman, directora del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) y Citlalli Hernández, secretaria general de Morena. Chula su conmemoración, cerrada por el miedo a que otras mujeres, más comprometidas con la causa le hicieran reclamos a un presidente que de antemano ya las acusó de tener armado un complot para atacarlo.
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