Edgar Hernández* / A las airadas voces del Senado de la República, partidos políticos y barras de abogados, hoy se suma la de quien fue el abogado de la república, Ignacio Morales Lechuga, al sostener que la imposición del delito de “Ultraje a la Autoridad” se ha convertido en un instrumento de persecución política.
En Veracruz, dijo, “se han vuelto a establecer delitos y sanciones que en su momento eran inexistentes, tales como ultrajes a la autoridad el cual se ha convertido en un instrumento de persecución política contra todo aquel que ose criticar u opinar diferente a las autoridades estatales, siendo esto un claro atentado a los derechos humanos”.
El de Ignacio Morales Lechuga fue un mensaje a los veracruzanos -también al régimen de Andrés Manuel López Obrador- de parte de quien es una de las voces políticas y jurídicas más autorizadas del país.
“Muchos me preguntan por qué hemos tenido y tenemos autoridades pésimas, ciegas, sordas, sin empatía y sin tolerancia y mi respuesta es simple: No obstante, somos responsables por elegirlas. En verdad han prevalecido la compra de votos sobre las ideas y hoy la violencia de la delincuencia organizada sobre la libertad ciudadana”.
En efecto, Veracruz acaba de ser testigo el pasado 6 de junio del monumental fraude electoral gestado en complicidad con el organismo electoral estatal, OPLE, una denuncia generalizada de ciudadanía y partidos políticos que se quedó en la nada.
Acaso por ello el mensaje de Morales Lechuga caló hondo por provenir de quien fuera el Procurador General de la República, Procurador de la capital del país, embajador en Francia, rector de la Escuela Libre de
Derecho, Secretario de Gobierno de la entidad y Presidente del Colegio de Notarios de la ciudad de México.
Ignacio Morales Lechuga con un lenguaje respetuoso pero firme no solo condena la imposición del delito de “Ultraje a la autoridad” sino que además envía una contundente admonición al gobernador Cuitláhuac García Jiménez.
“Veracruz es más grande que un gobierno sexenal y los veracruzanos tenemos la fortaleza para alcanzar nuestros horizontes y reconstruir las Instituciones”.
Y es que la entidad a la vuelta de tres años, ha vivido aberraciones inéditas y conductas de gobierno que han ahuyentado la inversión amén del clima de zozobra que se ha gestado en el marco de la llamada Cuarta Transformación.
Acaso por ello oriundo de Poza Rica lamenta el progresivo decaimiento económico de la rica región ribereña.
“Es imprescindible buscar dentro o fuera del Estado o de nuestro país inversionistas que se la quieran jugar por Veracruz. Solo con más inversión, empleo y trabajo lograremos un mayor desarrollo económico y un reparto social y equitativo de los ingresos. No hay soluciones mágicas, todo ello depende o arranca con el proceso electoral y la confirmación de un buen equipo de trabajo y buenas autoridades”.
Buenas autoridades, dice el ponente, autoridades que hoy no existen.
Por ello la entidad -lo dicen los números y las voces autorizadas- ocupa el segundo lugar en feminicidios, el quinto en pandemia y está plagado por la corrupción y en nepotismo.
Habrá que insistir en que el mensaje de quien en algún momento aspiró a la gubernatura no tiene desperdicio.
“Veracruz ha sido cuna de la independencia, asiento de la Reforma y columna de la Revolución. Estado pródigo, de grandes mexicanos. Desde la llegada de Cortés, los Totonacas posibilitaron a través de acuerdos, la liberación y obtención de un nuevo orden jurídico, social y religioso con la derrota de los Aztecas”.
La mexicanidad -agrega- es una fusión de cultura y razón, que se consolida precisamente hace 200 años en Córdoba.
Hoy, sin embargo, algo se perdió.
A nivel nacional se perdió de vista que “el problema de la seguridad no es exclusivamente policial y mucho menos militar y nunca imaginamos que el hombre que más se quejaba de la falta de libertad y del acoso del Estado, acabase convertido en un centralizador y acaparador del poder presidencial, político, económico y que busca incluso manejar y controlar el Banco de México y otros organismos financieros y energéticos para hacer un gobierno a modo de un autócrata”.
“Ha sido desde el primer día un gobierno que ataca a sus críticos desde las mañaneras, sin dar oportunidad al dialogo, que no admite la pluralidad y el debate en la sociedad plural como es la mexicana y que forzosamente busca colocar como enemigos o traidores, a los que no coinciden con el punto de vista presidencial, que sus decisiones internas o externas no corresponden a la realidad”.
“Por eso -prosigue en un mensaje virtual dirigido a los veracruzanos en el marco de un convivio político local- no puedo entender a un gobierno que llegue a sembrar la polarización, el odio y los rencores y que mirando al pasado anclado en él y con visión en el pasado quiera construir el futuro, tampoco creo que un gobierno que va a estar entregando, en aras de la pobreza, miles de millones de pesos, sin mayor motivación y sin ningún provecho futuro para los beneficiarios, ni para el país”.
Y al aludir directamente a Veracruz afirmó que nuestra tierra fue en el pasado un Estado que contribuía con el 10% al PIB, hoy produce menos de 3.36%, lo que ha propiciado que se vuelva un expulsor de mano de obra, un proveedor de trabajadores migrantes a la frontera, cuando antes era importador de mano de obra de los estados vecinos.
“Hoy, frente a los acontecimientos internos y externos, pero, sobre todo, frente a la violencia mezclada con los problemas sociales, requerimos política y más política, pero entendida esta como atención social, de la libertad, del respeto, de la tolerancia y de la pluralidad muy mexicana. Y no olvidarnos que el texto fundamental sobre el cual gira la vida de toda la República es nuestra Constitución General”.
“Nunca entendí, ni acepté la política como una lucha entre enemigos, eso es característico de los estados bélicos, pero no de los constitucionales en tiempos de paz… y si he observado que tanto Hitler, Mussolini, Chávez, Fidel Castro, y otros autócratas o dictadores buscaron a quien culpar de sus propios errores y satanizar a todo aquel que no coincidiera con ellos, los calificaban de enemigos y ser responsables de las crisis económicas y sociales que sus países padecían”.
“El Autócrata que concentra el poder por encima de las instituciones se enfrasca en una lucha consigo mismo porque no puede sostener indefinidamente la máscara de demócrata, arriban al poder acusando al pasado de corrupción, de ceguera, de ausencia de empatía como lo hicieron también muchos dictadores y al final so juzgan, esclavizan y empobrecen a sus pueblos hasta hacerlos retroceder lustros”.
Y concluye esta extraordinaria pieza:
“Muchos me preguntan porque hemos tenido y tenemos autoridades pésimas, ciegas, sordas, sin empatía y sin tolerancia y mi respuesta es simple: No obstante, somos responsables por elegirlas ha prevalecido la compra de votos sobre las ideas y hoy la violencia de la delincuencia organizada sobre la libertad ciudadana”.
En el fondo parafraseándolo, la solución es simple y sencilla: depende de todos nosotros.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
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