La aprobación de la Reforma Eléctrica era una crónica de una muerte anunciada; los operadores del presidente se reunieron hicieron sus cuentas y se dieron cuenta que no iban a juntar los votos necesarios para que esta fuera aprobada. Tampoco fue poca cosa las declaraciones del embajador estadounidense Ken Salazar, señalando que la energía que proponía la Reforma Eléctrica mexicana resultaría sucia y cara. En el mismo tenor, levantaban ámpula las declaraciones en el parlamento europeo de Massimo Smeriglio. Por tal razón, en el búnker del presidente, determinaron posponer el debate de la Reforma Eléctrica para abril del 2022.
De modo que por donde quiera que se le vea, esta es una victoria para la oposición y una momentánea derrota para el presidente López Obrador. Lo cierto es que, el paso por la Cámara de Diputados y, por consecuencia por la de senadores, resultaba una tarea titánica que requería un verdadero consenso y negociación de primer nivel. Claro que esta sería una oportunidad de oro para Ricardo Monreal quien, tenga por seguro que ya estaba preparando la parrilla para asar la carne en el Senado.
Además, si la Reforma Eléctrica hubiera pasado la prueba de fuego antes mencionada, no hay que olvidar que le faltaría el visto bueno de por lo menos 17 congresos locales, algo que, por el momento, parece imposible. Pues mientras son peras o son manzanas, el amo y señor de la 4T tendrá que espera por lo menos otros seis meses más.
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