Salvador Muñoz / Este 24 de junio, en Orizaba, es peculiar, no sólo porque haya sido santo de Juan Manuel Diez Francos, presidente municipal electo de esta ciudad, sino porque dio lugar a que recordara una leyenda que cuando niños, al ir al balneario de Ojo de Agua, siempre había lugar para que nos la contara que el tío, la tía o la prima…
Nada más para ubicar al lector: Ojo de Agua está situado al pie del Cerro de Escamela, donde nacen las aguas del balneario.
Saludo este día de San Juan al otro alcalde electo y tocayo del de Orizaba: Juan Manuel Unanue, pero éste es de Boca del Río.
Orizaba y Boca del Río son dos municipios que están encaminados a seguir siendo factor de desarrollo, economía y progreso con distintas circunstancias que realmente hacen imposible poner a discusión cuál es mejor o cuál debe crecer más…
Por principio, hay que recordar que Boca del Río, siendo una ciudad con tal categoría desde hace 30 años, es innegable el crecimiento que ha tenido y seguirá con una simple tesis: seguir a pie juntillas cada una de las propuestas y compromisos de campaña que hizo Juan Manuel de Unanue en su papel de candidato. Por supuesto, dejar todo en manos del presidente municipal, ¡tampoco! Habrá que ver también el papel que deben de hacer trascendente los ahora diputados electos, tanto federal como estatal, y su labor de gestoría en los gobiernos estatal y federal, así como la respuesta que estos mandatarios han de tener para con el alcalde, sin ver siglas ni colores, aunque, claro, ya sabemos cómo se manejan en estos menesteres quienes tienen la sartén por el mango.
Todavía bromeo a Unanue de que tiene mucho reto por delante para superar a Orizaba, pero ambos sabemos que las condiciones y circunstancias de cada ciudad hace que cada una crezca a su propio ritmo.
Ojo de Agua, al pie del Cerro de Escamela, era el lugar ideal para “irse de pinta” en la secundaria o para después de un partido de futbol, echarse un chapuzón porque sólo así, los friolentos teníamos el valor de sumergirnos en las aguas heladas de este balneario…
Pero el Día de San Juan recuerda la leyenda de la Sirena de Ojo de Agua, que en las noches de esta fecha, sale a buscar la ayuda del hombre valiente que la lleve a sus espaldas a la Parroquia más cercana bajo la promesa de entregarle un tesoro cuando hayan llegado… la advertencia era que pasara lo que pasara, oyera lo que oyera, no volteara a verla. Agregue que si un valiente la cargaba, conforme avanzaba, se iba haciendo más pesada y cuenta la leyenda, que no aguantando más la tentación, volteaba y encontraba a un horrible ser en sus espaldas…
Me acordé de esta leyenda porque ayer, una noticia hizo que Orizaba me volviera a sorprender: en el Cerro de Escamela ¡van a hacer un Tobogán!
Más de 500 metros lineales de descenso controlado en 40 kilómetros por hora, con una inversión de 56 millones de pesos, en aras de fomentar el turismo ecológico, hacen que con el Tobogán de la Montaña, Orizaba de nuevo le gane en el cierre de este periodo municipal, a cualquier otro ayuntamiento, por su amvisión (no encuentro otra mejor forma de describir y conjuntar la ambición de querer hacer más por la ciudad y la visión que se tiene para aprovechar al máximo los recursos que se tienen en pos de seguir generando empleos, inversión, desarrollo).
Ojalá en Xalapa y Coatepec, por citar a los municipios que tengo cerca, copiaran algunos proyectos que bien, por el espacio y dimensión, podrían encajar a la perfección en el Pueblo Mágico; en la capital del Estado con que se sectorizara, se pudiera generar un avance, quizás no tan lento como un tren ligero…
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