El amor de una madre puede llevarla a hacer hasta lo imposible por salvar la vida de sus hijos. Se dice que sólo ellas entienden el significado de traer a la vida de sus pequeños, pero de igual manera el padre conoce ese significado, aunque no lo lleve dentro de sí. Tanto el padre como la madre no dejarían que nada ni nadie les hiciera daño. El siguiente caso es sobre Skye Wickham, una joven del condado de Citrus, en Florida, Estados Unidos, quien siempre había querido convertirse en madre. Sin embargo, cuando el momento llegó, no contó con el apoyo de su novio. Cuando tenía 23 años vivía en Oregón en la costa oeste, al otro lado del país junto a la familia de su novio y su propio hermano, quien se había mudado con ellos.
Fue en ese momento cuando supo que esperaba un bebé. Fue en ese momento que se percató que la familia de su novio, al igual que su pareja, no querían que el bebé viniera al mundo. La familia de su novio la presionó para que interrumpiera el embarazo, porque esto podría perjudicar sus vidas. “Lo pensé al principio, pero iba en contra de todo con lo que me criaron”, dijo Skye, antes de marcharse de regreso a casa.
En medio de su desesperación, y sin saber bien qué hacer, le contó a su madre. La joven viajó más de 4 mil 800 kilómetros de distancia para regresar a casa. “Fue mucho el recorrido”, expresó la joven, pero después de todo valió la pena. Ahora cuenta con su hija y su familia está más unida. Relata que su expareja la intentó buscar, pero ella le marcó una línea. “Un hombre que dice que no quiere tener a su bebé no es una persona que valga la pena”, señaló.
Comentarios