Armando Ortiz / Gonzalo Vicencio se fue la semana pasada a la Ciudad de México a buscar el respaldo de Mario Delgado, líder nacional de Morena. Entre las arengas del grupo que lo acompañaba se decía que no permitirían que el gobernador y Esteban Ramírez Zepeta metieran a duartistas como candidatos de Morena. Mario Delgado le dio la espalda a Gonzalo Vicencio. Apenas se dieron cuenta de eso los duartistas pusieron en orden sus documentos para inscribirse como aspirantes a las diputaciones locales o federales. Tal es el caso de Jorge Artigas de Ochoa, primo de Javier Duarte y uno de los apadrinados de Manuel Huerta. Ahora entendemos la urgencia de Ramírez Zepeta, quien pidió encarecidamente a todos los candidatos de Morena que tuvieran pasado duartista, que borraran en sus redes sociales cualquier foto que los vinculara con el exgobernador preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México. El oficio fechado el 28 de enero, pedía a los aspirantes que hubiesen tenido participación durante la administración de Javier Duarte, «a evitar preguntas y/o declaraciones en la prensa que los ligue como duartistas». Es más, Ramírez Zepeta pide hacer las gestiones necesarias para borrar todo el contenido multimedia en sus redes sociales que los relacione directamente con el ex gobernador Duarte.
¿Estará López Obrador en la mañanera del lunes 8 de enero? Medios y periodistas atacados, se les acabó su respiro
La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien hizo de bateador emergente durante la enfermedad del presidente en las mañaneras, dijo que López Obrador regresaría a este ejercicio de comunicación el día lunes 8 de enero. Después acoto la secretaria: “No sé cómo sus médicos lo vayan a evaluar, si puede estar, pues yo feliz de la vida de que el presidente regrese aquí a las mañaneras porque además le da un toque personal muy importante, pero eso depende de sus médicos”. Fueron dos semanas sin López Obrador; dos semanas sin atacar a los medios de comunicación; dos semanas sin insultos s Loret de Mola; dos semanas sin la discordia de un presidente que dice que no odia, pero sí odia. Ningún presidente de la República, amparado en su derecho de réplica, se ha personalizado tanto con aquellos que no piensan como él. Fox en su imbecilidad nunca o hizo; Calderón en su ebriedad prefirió los golpes por debajo de la mesa; Peña Nieto prefería mejor darles dinero. Pero López Obrador es el presidente más rijoso que ha tenido México; un presidente que no soporta que pongan en evidencia su transformación de cuarta.
Lydia Cacho agarró parejo, ahora es demandada por una expolicía; la incluyó en la denuncia y le causó daño moral y perdida de trabajo
Lo que le hicieron a Lydia Cacho, tortura psicológica, es algo que se debe castigar. No se puede permitir que una activista sea perseguida por denunciar redes de prostitución o trata de personas. Las pruebas en contra de Succar Kuri, Kamel Nacif y Mario Marín son contundentes. Los tribunales ya han sentenciado Kuri, está en proceso el caso contra Mario Marín y se sigue buscando a Kamel Nacif. Pero hay otro tipo de excesos que tampoco se deben permitir. En su denuncia por tortura la activista Lydia Cacho agarró parejo, denuncio hasta a la que le abrió la puerta de la celda; policías y trabajadores de la justicia que no estaban enterados de la venganza de Mario Marín y que sólo hacían su trabajo en la prisión. Tal es el caso de Verónica Chávez Cruz, excomandante de la Policía Judicial de Puebla. Verónica Chávez demandó por daño moral a Lydia Cacho, quien la incluyó en su denuncia por tortura. Esto obligó a la excomandante a perder su trabajo y andar escondida hasta que consiguió un amparo en contra de la orden de aprehensión. Quien no corrió con la misma suerte fue la perito Irene Arteaga, quien también fue demandada, estuvo encarcelada por seis meses hasta que fue exonerada de los cargos. La simpatía por la causa de Lydia Cacho genera muchas simpatías, pero se deben relatar sus excesos para conocer la historia completa.
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