La comodidad que le ha brindado la Cuarta transformación a Ricardo Salinas Pliego ha sacado más a la luz lo miserable que es. Salinas Pliego y su empresa TVAzteca siempre estuvo atrás de Televisa en los otros sexenios. Pero Salinas Pliego se la jugó con AMLO y eso le brindó la complacencia del presidente. Por eso, cuando Azteca Noticias golpeó a López-Gatell el presidente no los llamó inmundos como a Reforma, sino que les dijo que eran libres de opinar; después López Gatell se sentó con Javier Alatorre, quien días antes recomendó que no se creyera nada de lo que el subsecretario decía.
Salinas Pliego puede mostrarse lo más miserable que pueda y el presidente no se referirá a él para nada. Es más, prefiere dejar que sus apoyos de Bienestar los maneje su banco. Salinas Pliego, ante esa comodidad y complacencia ha sacado esa parte miserable que tiene; sus declaraciones dejan testimonio de ello. «La vida no puede detenerse. Hay que salir a luchar para detener esta tempestad económica», decía cuando le pidieron cerrar sus tiendas Elektra; «nos han metido a todos el miedo a morir por el Covid-19… Este virus existe sin duda, pero no es de alta letalidad».
Sus trabajadores se sienten explotados, pero apenas lo dicen son acosados hasta el despido. Cuando murió uno de sus trabajadores por no permitirle hacer “home office” le echó los perros rabiosos a sus críticos. Ahora, a Salinas Pliego le dio Covid, y muy cómodo dice, «nos tiene que dar a todos». Claro, pero no todos tendrán como él, a médicos especialistas del Hospital Los Ángeles pendientes de su salud.
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