El virus, el rescate del ciclo escolar y la inacción del SNTE

Rescate del ciclo escolar FOTO: WEB
- en Opinión

Ricardo Aguilar Gordillo / La crisis sanitaria ha puesto de manifiesto las carencias de nuestro sistema educativo, pero sobre todo la inacción de la dirigencia del SNTE, quien ha estado completamenta ausente y muda ante la situación actual.

Aunque la pandemia ha mostrado las capacidades y habilidades que tienen quienes integran el sector educativo para sobreponerse, el SNTE no ha expresado, al menos por ningún medio de comunicación nacional, el respaldo y solidaridad con los maestros, padres de familia y alumnos que están viviendo una etapa de salud nunca antes vista.

Ni una propuesta educativa, ni en materia de salud, ni económica, ni mucho menos humanitaria, se ha visto de parte de quienes dicen liderar a miles de agremiados que están pasando tiempos de incertidumbre.

Por otro lado, aunque se analizó la posibilidad de que el ciclo escolar se perdiera, como en Italia -uno de los países más afectados por el COVID-19- afortunadamente la idea no se consolidó.

Gracias a que el virus llegó más tarde a México, hubo más tiempo de analizar estrategias para hacer frente a la enfermedad que ha paralizado al mundo de varias maneras.

Luego de varias reuniones entre autoridades y magisterio, la SEP anunció por fin la continuidad del ciclo lectivo, lo que pone de manifiesto que nuestro sistema educativo, sin bien con falencias, tiene la solidez para enfrentar dificultades inesperadas como la que estamos viviendo.

Una vez que se ha tomado tal determinación y se ha activado una plataforma digital para la formación a distancia, el planteamiento ahora es: ¿Qué debemos hacer todos y todas para garantizar la calidad y el buen término de un ciclo escolar en el contexto de la contingencia?

La respuesta a esta interrogante no está orientada en una sola dirección o a un solo actor educativo, por el contrario, la respuesta y la responsabilidad son compartidas. La cohesión, la sinergia y la suma de esfuerzos son y serán la única ruta para salir airosos de esta contingencia educativa.

Por un lado, las y los maestros tenemos la gran responsabilidad de conducir con éxito los nuevos entornos de aprendizaje, generando proyectos alternativos en nuestras aulas ahora temporalmente virtuales.

Tendremos, en algunos casos, que jugar el doble papel de maestros y aprendices, pues a la par de enseñar contenidos habremos también que aprender las nuevas modalidades y recursos de los ambientes virtuales de aprendizaje.

Por otro lado, los padres y madres de familia deberán sumar a estos esfuerzos, coadyuvando a la realización de las actividades lectivas sin excusa ni pretexto, mediante el acompañamiento escolar de sus hijos y manteniendo una comunicación efectiva y afectiva con las y los docentes, a fin de que los niños, niñas y adolescentes continúen eficientemente con su formación.

Por su parte, las autoridades tendrán el gran reto de brindar todas las facilidades a las y los maestros en estos procesos formativos pero sobre todo administrativos, de tal manera que estos últimos no se conviertan en una carga laboral que los aleje de la eminente tarea de formar, sobre todo en contextos muchas veces inexplorados por los académicos como la educación a distancia.

Asimismo, tendrán la importante tarea de generar esquemas de capacitación que coadyuve a desarrollar competencias digitales en el magisterio, una carencia todavía evidente en los programas oficiales de formación continua.

Si todos ponemos de nuestra parte y hacemos un trabajo colaborativo por impedir que la educación quede al garete ante cualquier crisis ya sea política, económica, social, o de salud, estaremos dando un gran ejemplo como país y como comunidad educativa al mundo.

Que esta crisis, lejos de distanciarnos se convierta en una oportunidad para reinventar la educación, en favor de los niños, niñas y adolescentes. Es momento de generar y sumar ideas para llevar a buen puerto el año escolar 2019-2020. Pero nunca la inacción.

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