Jorge Flores Martínez / Aún no tengo a nadie conocido que sea positivo Covid19, pero ya dos amigos cerraron sus negocios. Son mexicanos de clase media que durante años han trabajado para sacar adelante un negocio, pequeño o mediano. No se trata de oligarcas poderosos que hayan realizado negocios multimillonarios al amparo del poder, son mexicanos como millones lo somos.
Es ahora que los empresarios, comerciantes o profesionistas libres tendremos que valernos por nuestra cuenta y sobrellevar estos meses sin el menor apoyo del gobierno. Somos a los que no nos viene como “anillo al dedo”. Muchos quebraran, otros se reducirán al mínimo y algunos sacrificaran el ahorro de años de trabajo para seguir aquí, de donde somos y esperamos seguir siendo.
A millones de mexicanos no nos viene como “anillo al dedo” esta doble crisis sanitaria y económica, por el contrario, es una experiencia que nos marcará por muchos años y de la que para muchos, por edad o salud, será muy difícil salir adelante.
He intentado explicarme por qué al presidente le viene como “anillo al dedo” la tragedia de millones de mexicanos, dónde encuentra el optimismo o en qué basa su ligereza para decir algo como eso.
Tengo dos opciones, la primera es que aún no dimensiona la magnitud de las crisis que vamos a enfrentar y ha decidido no reconocer la realidad que le atormenta con la esperanza de un milagro que salve a México. La segunda opción es terrible, estas crisis se ajustan perfectamente a su amada y tan deseada, para él, cuarta transformación.
La idea de un Estado todo poderoso, donde todos seamos lo que tanto ama, pobres al límite de la pobreza franciscana. Pobres dependientes de una ayuda del gobierno. Pobres que de una vez por todas renunciemos a deseos insanos y tan terrenales como tener dinero. Todo el dinero será de la cuarta transformación y por lo tanto, si quieres algo, es con tu obediencia absoluta que lo podrás obtener.
Es así que se empieza a dibujar un poco mejor lo que significa la Cuarta Transformación, es algo que se parece mucho al socialismo del siglo XXI en Venezuela y tiene bastante de la pobreza autoinfligida del castrismo cubano. No fue una declaración desafortunada la del presidente, solo fue un lapsus, todo se ajusta, todo lo que empobrece al país, a él lo empodera.
No encuentro la justificación de gastar miles de millones de dólares, si, miles de millones de dólares, en proyectos sin sentido. Es el momento de invertir cada peso en salvar la vida y el empleo de los mexicanos y no de obstinarse en refinería, trenecito mágico y central avionera sin estudios, licencias ni factibilidades. Pero la apuesta es sacrificar la salud y el empleo de los mexicanos para continuar, “como anillo al dedo”, con la Cuarta Transformación.
Espero equivocarme, pero el Covid19 nos golpeará con especial dureza a los mexicanos, se destruyó un Seguro Popular, que tenía problemas, y ahora tenemos un INSABI que aun es nada. Se supone, dice el presidente, que desde hace tres meses estamos listos para enfrentar esta pandemia, y es solo hasta ayer, que decidieron comprar unos cuantos respiradores y equipo médico.
También, hay que recordar que, hace apenas unos días, el presidente aseguró tener 400 mil millones de pesos “en caja” para enfrentar esta crisis. No los tiene, todo se lo han gastado, cada peso y centavo los han destinado a nada y a mantener el empeño presidencial de hacer de Pemex la palanca nacional, cuando el año pasado perdió más de 36 mil millones de dólares, si, de dólares, y este año perderá por lo menos el doble de ese dinero.
Nos mintió, no hay dinero para nada, el fondo de ahorro se lo gastaron, los fideicomisos serán para Pemex y los ahorros producto de la corrupción del pasado no existen. Es mentira y por eso no hacen pruebas de Covid19, no tienen con que comprarlas, o compran las pruebas o compran medicamentos y equipo médico.
A los mentirosos hay que escucharlos con mucha atención, algo en su interior siempre los delata, están ansiosos de confesar su engaño.
Por eso lo de “como anillo al dedo”.
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