Preocupa a los habitantes de Naolinco por posible desabasto de agua

En el municipio de Naolinco las familias han comenzado a preocuparse por el desabasto de agua. No quieren vivir algo similar como sucedió en 2019, cuando hasta la cascada “Velo de Novia” se secó FOTO: FRANCISCO DE LUNA
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Francisco de Luna / Naolinco, Ver. En el municipio de Naolinco las familias han comenzado a preocuparse por el desabasto de agua. No quieren vivir algo similar como sucedió en 2019, cuando hasta la cascada “Velo de Novia” se secó.

Entonces han comenzado a prepararse. Algunos ahorran dinero, otros buscan la manera de cómo cavar para la construcción de pozos, pero antes se cercioran si en sus terrenos existe alguna posibilidad de la presencia de líquido.

También hay quienes ahorran para poder comprar el servicio que ofrecen las pipas y así llenar sus tinacos y demás recipientes ante la falta de atención o planeación de proyectos municipales para almacenar el agua y distribuirla a los habitantes.

Guillermo Altamirano, uno de los habitantes de este municipio ubicado a 30 kilómetros de la ciudad de Xalapa, cuenta que comprar el agua que acarrean las pipas llega a tener precios de 600 pesos, cantidad que para muchos representa gastos demás ante la falta de recursos económicos.

Hay quienes se cooperan. Entre vecinos acuerdan pagar el viaje y así llenar sus recipientes, explica el ciudadano quien también señala que la autoridad municipal no ha apoyado con el servicio a los habitantes.

Durante los meses calurosos se agrava la falta de agua, situación que ha sucedido de manera constante desde hace cinco años, aunque para las familias, el 2019 fue de mayor sufrimiento.

Y también están preocupados debido a que el manantial de nombre “Agua Santa”, que se encuentra en la entrada del pueblo, es el único que abastece a un gran número de pobladores y tiende a disminuir su almacenamiento.

Ahí, varios integrantes de familia se reúnen con sus garrafas, esperan sus turnos para llenar sus recipientes, muchas veces a cuentagotas para llenar un recipiente de 20 litros. Otros esperan cargar sus camionetas con los tinacos llenos del líquido.

Es entonces que los aguadores se dedican a la venta. Les hacen pedidos en las casas y ellos se encargan de abastecer de agua.

Cada garrafa de 20 litros la venden entre siete y ocho pesos. Cada burro carga hasta seis recipientes. En temporadas “buenas” es decir cuando hay agua, hacen hasta seis viajes, pero por escasez llegan a hacer dos ventas porque pasan varias horas para llenarse sus trastos.

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