Las primeras reacciones de María Magdalena, madre de la pequeña Fátima Cecilia, cuando se comprobó que los restos sí pertenecían a su hija fue acusar directamente a un tal “Alan Herrera”, incluso dijo que esa persona tenía a sus otros sobrinos y que se hacía pasar por muerto. Alan Herrera está muerto, lo confirmó la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México. ¿De dónde sacó esa idea la madre de Fátima? ¿Por qué insistía en culpar a Alan Herrera?
Contrario a esa actitud, cuando a María Magdalena le dieron el nombre de Gladis Giovana, como la mujer que secuestró a su hija y la entregó a Mario Alberto para que la violara y la matara, muy tranquila, sin alterarse la madre de Fátima dijo: «Giovana era mi amiga, no creo que ella se la robara».
Todavía, a insistencia de los periodistas, y tomando en cuenta que Giovana confesó su crimen a la tía de Mario Alberto, la madre de Fátima respondió: «Vivió aquí en la casa, no creo que haya sido capaz, ella tiene dos niñas pequeñas y nunca vi que las maltratara, por eso dudo que le arrebatara la vida la mía. A su esposo no lo conocía y no sé por qué tomaría represalias en contra de mi hija». ¿Por qué insistir en que un muerto fue quien se llevó a su hija? ¿Por qué defender a la mujer que confesó haber entregado a Fátima a su marido? ¿Qué no está bien en todo este caso?
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