Padres y maestros garantes de seguridad
Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / TUVO QUE suceder un caso tan lamentable e inhumano como el secuestro y brutal asesinato de la niña Fátima en la ciudad de México, para que autoridades educativas retomaran un tema que suele ser soslayado por algunos directores y docentes: la salida de los colegios de niñas y niños de Educación Básica, sobre todo de primero a sexto grado, cuyos padres o familiares, ya sea por trabajo o algún atraso en el traslado no llegan a tiempo a recogerlos, siendo dejados en el exterior de las escuelas por indolentes profesores que llevan prisa y no tienen tiempo de acompañarlos, aun cuando muchos planteles se encuentran en zonas de alto riesgo, esto es, colonias populares e irregulares, áreas rurales o serranas o en espacios alejados, lo que constituye un elevado riesgo para esos menores, más aun en turnos vespertinos. Muchos maestros son pacientes y suelen esperar a los papás o tutores hasta que acuden por sus retoños, pero hay casos en los que los niños deben emprender el camino a casa sin compañía, entre callejones atiborrados de personas que consumen alcohol, drogas u otras sustancias, y muchas ocasiones son víctimas de asaltos, robos o abusos sexuales, y no estamos exagerando. En Xalapa hay casos en donde los papás o, incluso, las mamás llegan en estado inconveniente por sus descendientes lo que sería motivo para no entregárselos. Vamos, es tal el grado de complejidad que en cierta escuela xalapeña ubicada en zona semi marginada, una menor colocó en torno a ella a varios niños de segundo y tercer grado y les cobró dos pesos por verla bailar en un tubo de la escuela, dizque porque uno de sus familiares lo hace y así gana dinero.
EL TEMA es tan serio, que basta saber que entre Diciembre de 2018 y el mismo mes de 2019 se tiene un registro de 2 mil 720 niños y adolescentes desaparecidos en el País, lo que representa siete desapariciones diariamente, algo que en cualquier nación del orbe sería un escándalo, pero no en México donde la lista de personas desaparecidas mayores de edad rebasa las 60 mil personas del 2016 a la fecha, o los más de 40 mil de 2012 hasta finales de 2019. Por ello, lejos de las ocurrencias del Presidente que se la pasa justificando yerros de su gobierno en la herencia neoliberal que gobernó al País hasta el 2018, Juan Martín Pérez García, director de Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) asegura que el incremento en la comisión de ese tipo de delitos se debe a la violencia que se vive en el país debido al crimen organizado, pero sobre todo a los altos niveles de impunidad, pues de acuerdo a los datos de la organización, solo 3 de cada 100 carpetas iniciadas por ese ilícito alcanzan alguna pena, y esto ocurre con los feminicidios y otros crímenes, peor aun cuando el Presidente pide a la Guardia Nacional que respeten los derechos humanos de la delincuencia porque también son seres humanos. La desaparición de niños en México es algo que alarma, porque tan solo en el sexenio de Enrique Peña Nieto desaparecieron al menos 4 mil 980 menores y adolescentes, de los cuales 3 mil 067 fueron niñas (61.6 por ciento), según la misma Red. Y es que por cada cuatro desapariciones de menores (tanto niñas y niños), tres ocurrieron durante la administración pasada (75.3 por ciento) que fue uno de los sexenios más violentos aunque ya el actual comienza a superarlo, y en muchos casos los desaparecidos pasan a engrosar las filas de la trata de menores con fines sexuales o, incluso, hay registros que tienen que ver con el tráfico de órganos.
SIN DUDA, debe haber maestros responsables –sobre todo en turnos vespertinos- que esperen a los papás para entregar a los niños, y cuando se trata de un familiar ajeno debe consultarlo o informarlo a la Dirección, pero no entregar a los menores a personas no autorizadas, y mucho menos sacarlos del plantel y dejarlos fuera hasta que sus padres los recojan como ocurrió irresponsablemente con Fátima, pero los papás deben ser responsables de las entradas y salidas de sus hijos, y cuando por alguna razón el tutor no acuda, se debe notificar a la autoridad correspondiente y hacerla firmar la entrega del menor.
Y ES que en todas las escuelas de nivel básico en la Ciudad de México y de todo el País existe un protocolo para la entrega de niños y niñas que muchas escuelas no aplican, aun cuando en caso de no cumplirse el profesor responsable de aplicarlo podría incurrir en grave falta que ameritaría, incluso, una sanción penal si ocurriesen hechos como el de Fátima. El protocolo para la capital del País, que es el mismo para todos los Estados, señala que la Secretaría de Educación Pública (SEP) a través de la Autoridad Educativa en la Ciudad de México (AEFCM) establece la siguiente guía para que las escuelas públicas entreguen a los alumnos al finalizar la jornada escolar. El protocolo determina que al momento en que finalizan las clases el personal responsable debe solicitar al padre o tutor la credencial correspondiente para autorizar la salida del menor. Determina que “por ningún motivo se entregarán los infantes a personas menores de edad, así como a padres, madres de familia o tutores y /o familiares en estado inconveniente”, y deja en claro que las escuelas son responsables de informar a los padres de familia el horario de salida de los menores, aún y cuando no coincida con la constancia de trabajo de los padres.
HAY DATOS importantes que en Veracruz, de una vez por todas, deberían aplicarse como la cláusula que establece que “en el caso de los menores que regresen solos a su domicilio, deben ser plenamente identificados y portar su credencial en todo momento, y deberán contar con un documento que contenga la autorización expresa de la familia a tal situación. De no presentarse el padre o tutor al término de la jornada escolar correspondiente y teniendo 20 minutos de tolerancia, la escuela debe solicitar el apoyo a las autoridades para que los alumnos sean trasladados por el director del plantel o personal autorizado a la Agencia del Ministerio Público Especializada en Atención a Niños, Niñas y Adolescentes. La misma “Guía Operativa para la Organización y Funcionamiento de los Servicios de Educación Inicial, Básica, Especial y para Adultos de Escuelas Públicas en la Ciudad de México y los Estados, es un documento de carácter operativo-normativo que se publica desde al menos el 2013.
PERO INSISTIMOS: en Veracruz ese manual no se emplea en muchas escuelas de Educación Básica, y el caso Fátima debería ser un llamado de atención para que el Secretario de Educación de Veracruz, en lugar de andar haciendo el ridículo sintiéndose Tarzán Boy cargando pesas para demostrar que es un súper hombre, debería ponerse a arrastrar el lápiz y obligar a todos los colegios a aplicar los mandamientos para que el Estado no tenga que enfrentar un hecho tan condenable como el ocurrido en la Ciudad de México. Así de simple. OPINA [email protected]
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