Uno de los problemas que se debe atacar en los expendios de combustible, es el robo que algunos de estos empresarios llevan a cabo alterando las bombas que despachan la gasolina o diésel. Muchos clientes han comprobado, llevando sus galones para medir, que los litros que algunas gasolinerías despachan, no son litros. En el mejor de los casos son litros de 900 mililitros y en el peor de los casos hasta de 750 mililitros.
Esto magnifica cualquier incremento que se haga a la gasolina, o minimiza cualquier reducción que se haga a este combustible. Por ello, es una buena noticia saber que el gobierno federal está practicando revisiones constantes a las gasolineras del país para detectar las bombas que están alteradas.
En la conferencia mañanera de este lunes el procurador federal del consumidor, Ricardo Sheffield, informó que se encontraron en algunas bombas los llamados “gusanos” o “rastrillos” que se colocan en los sistemas electrónicos de las bombas con la finalidad de que los litros que marca la bomba salgan de 900 mililitros o quizá de menos, según como los programen. Sólo con poner orden en este rubro lograrían un gran beneficio para los consumidores que cada semana compran gasolina sin recibir lo que pagan.
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