Armando Ortiz / ¿Cuál es la diferencia entre la Ciudad de México, Tlaxcala, Durango, Baja California y Querétaro con Veracruz? Los estados anotados están entre incidencia 0 y 4 con respecto a casos de dengue, mientras que en Veracruz la incidencia es de 92.05 por ciento. Es demasiada la diferencia, sin embargo, los reportes de esos estados apuntan a que en su momento se llevó cabo una planeación apropiada para contener la plaga. Se llevaron a cabo campañas de descacharrización a tiempo, campañas de fumigación y sobre todo campañas de información apropiadas, para que la gente pudiera participar en la contención y erradicación de los criaderos del mosco Aedes aegypti. En Veracruz nada de eso ocurrió, antes bien la Secretaría de Salud estaba más preocupada en desalojar al personal que dejó la administración saliente; vale señalar que entre los despedidos estaba mucha gente que tenía la coordinación de las campañas en contra del dengue. Hoy los resultados son dramáticos. De acuerdo con datos recopilados hasta el 28 de octubre en Veracruz los casos de dengue siguen aumentando. Lo que más llama la atención es que nadie se ha hecho responsable de esta crisis sanitaria; nadie ha dado la cara y aunque todos se lamentan, los que originaron esta catástrofe en salud siguen cobrando su quincena como si nada. ¡Uno de ellos se apellida Ramos Alor!
The Guardian pone en su portada los 100 muertos diarios durante el gobierno de López Obrador
La portada de la revista de The Guardian Weekly dedica su portada a la situación de muerte que se vive en México. La ilustración muestra una pared donde está escrito en letras rojas la leyenda “100 deaths a day” (100 muertos diarios). Ese es el número de muertos que, de acuerdo con la revista, han caído a diario durante el gobierno del presidente López Obrador. En su interior el artículo “¿Puede alguien terminar con la guerra de las drogas?” inicia diciendo: “La guerra contra las drogas, que ha paralizado cientos de miles de vidas mexicanas durante más de una década, muestra pocos signos de desaceleración. El país es testigo de casi 100 asesinatos relacionados con pandillas de narcotraficantes todos los días y la batalla para detener la carnicería ha sido la ruina de las administraciones presidenciales desde Felipe Calderón hasta Enrique Peña Nieto. En su elección el año pasado, el populista de izquierda Andrés Manuel López Obrador prometió poner fin a la larga ‘guerra contra las drogas’ con el compromiso de combatir las raíces sociales del crimen con una política de ‘abrazos no balazos’”. El artículo comenta los escasos resultados de esta estrategia que ha sido duramente criticada, sobre todo ahora que miembros de la familia LeBarón fueran masacradas en territorio mexicano por miembros de los cárteles de la droga.
El intento por criminalizar a la familia LeBarón; como si eso justificara la muerte de los niños y sus madres
Es un esfuerzo miserable, del más pestilente cretinismo. En redes sociales hay una campaña por criminalizar a las familias de la comunidad LeBarón. Retoman un conflicto que los LeBarón tuvieron con los barzonistas por los pozos de agua de la zona de Chihuahua; otros los acusan de narcotraficantes y hasta los califican como un poderoso cártel; otros los llaman extranjeros y hasta critican su forma de religión y costumbres. Las cuentas de donde surge esa campaña no son de personas identificables, pero quienes comparten esa infamia si son identificables. Muchos de ellos son de los llamados chairos, algunos se creen “bienintencionados”, pues creen que el ataque contra la familia LeBarón tiene que ver con el supuesto “golpe de estado” que anunciara López Obrador. Otros son ingenuos y creen que deben compartir esa infamia para que no se desgaste la imagen de su presidente. Otros son maliciosos y creen que lo que sucedió a los niños asesinados, así como a sus madres es merecido pues la familia se dedica a la delincuencia. Como sea es un acto lleno de vileza participar en esa campaña, es una acción cretina que transforma a quienes lo comparten en seres de una bajeza tal que sólo respiran el hedor de sus pies.
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