Tres meses antes del operativo fallido para capturar a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín el Chapo Guzmán, el Cártel de Sinaloa ya había sido alertado sobre un posible operativo en su contra, cuando un par de audios comenzaron a circular entre los miembros del grupo criminal. A la altura del aeropuerto internacional de Culiacán, Sinaloa, reportan que ahí llegaron más de 150 elementos de la DEA que iban a estar laborando en carros particulares. «Para que estén enterados y se mantengan pendientes», dicta el primero de los audios.
El mensaje, enviado por un supuesto sicario, alertaba al Cártel que dirigía el Chapo sobre la llegada de agentes de la Administración para el control de Drogas (DEA). Los audios se volvieron virales entre burreros, pistoleros y narcos del grupo criminal en Culiacán. A pesar de lo anterior, esa información nunca llegó a medios locales ni nacionales.
Durante el mes de julio, trascendió que, en algunos de los hoteles más prestigiosos de Culiacán, se encontraban dos vehículos estacionados de manera permanente, lo cual confirmó a los jefes del Cártel de Sinaloa lo que hasta ese momento sólo era una sospecha. Se trataba de la visita de autoridades norteamericanas, que tenía la finalidad de investigar la producción de fentanilo, una droga sintética que según reportes se encontraba produciendo el Cártel de Sinaloa, pues dos meses antes, el gobierno de Sinaloa había desmantelado un laboratorio de dicha droga al sur de Culiacán.
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