Arturo Reyes Isidoro / Hasta la llegada del actual gobierno, de siempre el entonces delegado de la Secretaría de Gobernación tenía como tarea principal reportar todos los días a la Segob lo que estaba sucediendo en Veracruz.
No se trataba de que fuera enemigo del gobernador en turno y quisiera estar acusándolo, sino que esa función era un mecanismo obligado y necesario para mantener la gobernabilidad del país.
Desaparecidas las delegaciones que mantuvieron los gobiernos priistas y panistas, esa función la asumió el ahora delegado único de programas federales y por lo tanto conocido como el súper delegado, Manuel Huerta Ladrón de Guevara.
Nos los recordó el lunes pasado cuando al convivir con periodistas de la ciudad de Córdoba les informó que todos los días se envía a la Oficina de la Presidencia un reporte de los acontecimientos violentos que ocurren en el Estado, “y es una realidad que Veracruz enfrenta una situación muy preocupante”.
¡Uf! Dicho por él, haberlo reconocido mediáticamente, por lo mismo ante toda la opinión pública, entonces la situación es grave. Como representante del Gobierno de México no puede usar adjetivos superlativos, pero ese “preocupante” equivale a alarmante.
Indirectamente, de hecho calificó (o descalificó) al gobierno de Cuitláhuac García. Lo afirmó el mismísimo representante del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, de su mismo partido Morena, y de paso lo contradijo ante su insistencia de que ha disminuido la incidencia delictiva.
Manuel habló de secuestros, robos y desapariciones y expresó que las “cifras negras” del delito son muy superiores a las expectativas de cualquier gobierno. En pocas palabras, reconoció la realidad que impera.
La oficina de Manuel concentra todos los días los reportes de lo que pasa en el Estado, en todos los ámbitos de la vida pública de
Veracruz. Es el hombre mejor informado, acaso tanto o más que el propio gobernador. Nada se le debe ni se le puede pasar y debe informar sin aumentarle pero sin quitarle nada, al gobierno central.
En el área de seguridad tiene a toda una experta en el tema, de lo mejor que he conocido en mi larga vida de periodista, quien le debe de ser una gran ayuda para entender y valorar el problema y quien le debe hacer la mejor evaluación del desempeño del gobierno estatal ante la grave situación.
Huerta, pues, supo bien lo que declaró, y por lo que recordó del reporte diario a la Presidencia se deduce que en el altiplano están bien y puntualmente enterados de lo que pasa en Veracruz no solo en cuanto a inseguridad y violencia, sino de todos los temas, incluyendo la dura crítica periodística por el escandaloso caso de nepotismo.
El súper delegado tumbó el primer caso
El pasado 5 de marzo con el título “… y Huerta tumba el primer caso abierto de nepotismo” comenté en “Prosa aprisa” que solo porque él reaccionó reprobando el caso de nepotismo de la secretaria del Trabajo, María Guadalupe Argüelles Lozano, quien había contratado como su colaboradora a su hija Quetzalli Cárdenas Argüelles, la habían hecho a que diera marcha atrás.
Entonces, con mucha diplomacia en forma indirecta llamó la atención a Cuitláhuac. Dijo que en caso de que existiera nepotismo en la Secretaría del Trabajo se debería revisar y actuar pues estaba seguro que el gobernador no estaba de acuerdo con ello.
Recordó y les recordó que esa no era la forma de actuar de Morena y que el presidente López Obrador había sido muy claro sobre el tema; que se trataba de un caso de principios y de ética.
“Este no es el actuar del gobierno, en el sentido de que los familiares ocupen cargos, inclusive en algunos casos está normado en relación a los familiares; el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido un ejemplo de ello”.
Se estaba adelantado con mucha anticipación al memorándum que finalmente expidió AMLO el pasado 13 de junio cuando vetó a sus familiares para evitar el nepotismo. Instruyó a los funcionarios a no permitir la corrupción, el influyentismo, el amiguismo, el nepotismo, ni ninguna de las “lacras de la política del antiguo régimen”.
Sin duda, Huerta le recordó a Cuitláhuac y a los suyos que esa no era la forma de actuar del gobierno, porque sabe lo que piensa el presidente, de quien es hombre cercano y de sus confianzas.
AMLO recibe denuncias y ordena actuar
Pero el propio presidente recibió denuncias sobre nepotismo en el gobierno de Veracruz. El 1 de junio de 2019 durante su visita al puerto de Veracruz el reportero Julio Ortiz le recordó su ofrecimiento de que no permitiría el nepotismo, y le preguntó entonces si ya sabía que el propio gobernador lo practicaba con un familiar suyo.
Lo trató de evadir con un “No vengo a eso ahora”, pero finalmente dijo que se revisaría todo y que no se permitiría.
Cinco días después, el 6 de junio, en su conferencia mañanera, otro reportero, José Sobrevilla, de Noreste de Veracruz, le tocó de nuevo el tema y mencionó por su nombre al subsecretario de Finanzas, Eleazar Guerrero. Le preguntó qué medidas tomaría. Ahora sí, AMLO respondió.
“Nosotros estamos recomendando que no haya nepotismo, que no se le dé trabajo a familiares, que no pase lo que sucedía antes, por ejemplo en Veracruz que el papá era gobernador, el hijo presidente, el otro hijo senador, o sea, ya no. Basta de nepotismo”, respondió, en clara alusión al exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares y a sus hijos Miguel Ángel y Fernando.
Agregó: “Que la autoridad competente actúe, ya hizo la denuncia, y estoy seguro que Cuitláhuac, que es un hombre honesto, íntegro, nada que ver con los gobernadores anteriores, va a tomar en cuenta tu planteamiento y tiene que dar una explicación”.
Era una orden. Lo estaba comparando con Yunes. El gobernador lo negó todo y solicitó a la Contraloría General del Estado que investigara que no hubiera ningún pariente suyo trabajando en la administración. Se desvivió en explicaciones y justificaciones.
Cuando todo parecía olvidado, el 18 de junio por fin apareció la contralora Leslie Garibo Puga con la gran novedad de que tras “la investigación correspondiente”, que “fue un mandato del licenciado Andrés Manuel López Obrador”, se determinaba que no había “ningún parentesco directo” y que por tanto no había caso de nepotismo.
Actas confirman: sí hay nepotismo
Hasta el martes pasado, cuando algún interesado o algunos interesados hicieron circular profusamente copias de las actas de nacimiento y una de defunción de Cuitláhuac y de Eleazar, y de los padres de ambos, respectivamente, que prueban el vínculo familiar directo, ante lo que todos los involucrados, incluida la contralora, han guardado silencio.
Las copias de las actas y el reporte del escándalo mediático y en las redes que suscitaron, debieron haber sido enviados de inmediato por Manuel Huerta a la Oficina de la Presidencia. Cabe pensar que habrá consecuencias.
Lo que se advierte es que en el Palacio de Gobierno no entendieron el mensaje del presidente o que no lo tomaron en serio; que la contralora prefirió quedar bien con Cuitláhuac antes que con López Obrador al que trataron de engañar y de paso dejaron en ridículo. En otra conferencia, mañana o cuando vuelva al Estado, le van a decir que lo suyo contra el nepotismo es puro cuento y le van a sacar a relucir las copias de las actas.
Lo que se percibe también es que en el Palacio de Gobierno no dimensionan el grave daño que se están causando y que están causando a Morena al permitir la anomalía; dañan terriblemente su credibilidad y con ello su imagen, pues la opinión pública está ahora cierta que son lo mismo, o incluso peor, que el PRI y que el PAN, y dañan a su partido, pues están decepcionando cada vez más a quienes confiaron en ellos y crean desconfianza, que se reflejará en las urnas en las elecciones de 2021.
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